Para comprender lo que sucede en España no conviene leer los editoriales, sino las páginas deportivas. Por ejemplo, en el conservador -aunque muy moderno- diario La Vanguardia, acabo de leer una crónica sobre el partido Numancia-Barça en el que se recalcaba que el equipo más modesto de la tabla se enfrentaba al que tenía mayor presupuesto de "de todo el Estado", sutilísima forma de evitarse la "palabra España".

Esto es lo que explica el falso debate sobre financiación autonómica. Carod-Rovira, vicepresidente de la Generalitat, asegura que los catalanes están hartos de pagar "tributos españoles". Hay que ser muy ignorante o muy demagogo para soltar este embuste. No pagamos impuestos como catalanes o como manchegos, sino como consumidores y como receptores de unas rentas. Y pagamos más según lo que consumamos, cobramos o ganemos.

Carod alude a los catalanes enfadados por lo que pagan, pero si se independizara Cataluña no pagarían menos. Seguramente pagarían más, porque hacer naciones resulta algo muy costoso.

No, Carod está apelando de forma espuria a los sentimientos de los catalanes porque lo que está en juego no es cuánto aporta y cuánto reciben los habitantes de una comunidad autónoma, pues lo reciben por vía estatal, regional o local, sino qué parte de los extraídos del bolsillo de todos los pueblos, según riqueza y consumo, administra el Gobierno central o administra el señor Carod.

Por tanto, utilizar al ciudadano, al que poco le importa quién le ofrezca una prestación con tal de que sea buena prestación pública, cuando de lo que se está hablando es de un reparto de poder entre la clase política, es de una demagogia que asusta. Asusta demasiado. Significa que el señor Carod es un mentiroso, un demagogo.

Eulogio López

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