La compañía Christie´s pujará una instantánea, de hace unos años, de la guapetona modelo completamente desvestida de la flamante primera dama de Francia Carla Bruni y, al mismo tiempo, la tirada norteamericana de la publicación "Vanity Fair", de este mes de abril, inserta una noticia con tres fotos a doble página. El desplegable proporciona lo jamás visto, las tetas de la jactanciosa modelo, esposa de Sarkozy. También ha exhibido, recientemente, su palmito como prescriptora, un tanto desabrigada, de una prestigiosa marca de automóviles y el semanal galo "Le Point" nos fascinó con una instantánea del fotógrafo Helmut Newton, que exalta un sorprendente drama hogareño, su madre en ropa interior y ella sentada, lascivamente, en las zancas de su progenitor. La explotación del éxito estaba programado de antemano para que, al darse a conocer su unión sentimental, la campaña publicitaria, con carga voluptuosa, se emitiese a través de los diversos medios de comunicación franceses. El primer mandatario galo está dilapidando su popularidad por las eróticas liviandades de su esposa. El cuerpo humano, muestra de la condición material de las personas, posee en sí mismo una trascendencia no rebajable al mero consumo publicitario. Su uso supone un irrespetuoso ataque a una parte esencial de la naturaleza humana, en aras de una finalidad comercial. Una clara agresión que atenta contra la dignidad humana de las mujeres. "El erotismo es el fascismo diario de las democracias", afirmó Catharine A. MacKinnon. Clemente Ferrer Roselló clementeferrer@yahoo.es
A la izquierda le encanta la burocracia. El Gran hermano turístico de Marlaska: un riesgo innecesario
09/12/24 10:03