Lo previsto es esto: si llega la orden de inhabilitación de Esperanza Aguirre a la sede de la entidad, el Banco de España, amprándose en el Registro de Bancos y Banqueros... y en Mariano Rajoy, permitirá a Blesa mantenerse en la Presidencia o buscará un tercer hombre de consenso. Así se lo ha comunicado Blesa a los suyos. En el PP son muchos -no Rajoy- los que aseguran que el PSOE está jugando en dos frentes

Aferrado al mullido sillón. Así vive el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa. El pasado lunes, tras la sesión del Consejo de Administración, explicaba a sus próximos que hará caso omiso de una orden de inhabilitación como presidente que presumiblemente podría llegar desde el Gobierno regional. De hecho, Blesa seguirá en su sillón; de derecho, llamará en su socorro al gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), quien, apoyado en la Ley de Disciplina y... en la petición del mismísimo Mariano Rajoy -que el Banco de España intervenga- defenderá la continuidad de Blesa y obligará al Gobierno regional de Aguirre ha acudir a los tribunales, siempre tan lentos. 

El vicepresidente Solbes negaba el rumor que corría por Madrid a primeras horas de la mañana del martes: que el Banco de España iba a intervenir Caja Madrid. Pero aquí no estamos hablando de una intervención de la entidad sino intervenir para ratificar o desbancar a un equipo directivo. Dicho de otra manera: se parece más a la intervención sobre Banesto, que consistió en el cese de su Consejo -en este caso de vicepresidente- que es, por ejemplo, el Urquijo, donde desde el primer momento se trataba de tomar el control y traspasar a la entidad a un tercero. Dicho de otra forma, jugando con las palabras, una vez más, el vicepresidente asegura que no se producirá una intervención del Banco de España, pero no niega aunque el Banco de España intervenga a instancia (de Rajoy en general y de Blesa en particular). Y lo hará a favor de Blesa.

Caja Madrid se ha convertido en un bochorno porque su presidente se niega a abandonar el sillón, porque el PP vive en guerra civil permanente, cada cual preocupado de su futuro cargo así como de masacrar al correligionario, y porque los socialistas juegan la doble baza. Muy curioso que Pepiño Blanco cambie de opinión -ahora dice que hay que cumplir la ley, es decir, que Blesa debe irse-, cuando ha sido uno de sus hombres de confianza quien ha dejado a Blesa en mayoría en la Comisión de Control.

Por si todo ello no bastara, ahora han surgido un montón de preguntas. Por ejemplo, ¿quién ha pagado el espionaje, en busca de trapos sucios, del vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, candidato de Esperanza Aguirre a sustituir a Blesa? Y, por cierto, ¿han encontrado algo?

La perversión de la política española, especialmente de la derecha, así como el no muy elegante aferramiento a los cargos empresariales bien remunerados, tiene su mejor ejemplo aquí, en Caja Madrid, en un momento idóneo: cuando se vive la mayor tormenta financiera del siglo -pasado y actual- y cuando de Caja Madrid dependen de muchas cosas, sobre todo empresas como Iberia o Indra.

Eulogio López

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