Me fastidia decirlo, porque el presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau es uno de los tipos más capaces en la cúspide empresarial española -un colectivo que suma mucho pero lee poco- pero creo que está metiendo la pata en Iberoamérica, una región que atraviesa en estos momentos un peligrosísimo proceso de tendencia hacia la tiranía disfrazada de democracia.
En pocas palabras: un Brufau harto de que el lunes le digan sí y el martes no, ha decidido que todos los activos hispanos se queden en manos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), con sede en Buenos Aires, de la mano de sus socios, el grupo Petersen. Cree Brufau que si YPF volviera a figurar como empresa argentina, le respetarán más en Bolivia, Venezuela o Ecuador. Creo que es falso, porque cuando se falta a la palabra dada -¿Qué otra cosa es la seguridad jurídica?- nunca se conforma con nada.Como informamos en esta misma edición, así como el pasado viernes, la venta a la familia Eskenazi de un participación en YPF deja mucho que desear. A ese precio la compro yo que no soy argentino pero tengo amigos en Buenos Aires.
Porque, a todo esto, el mercado no reconoce el valor de Repsol YPF, ahora mismo cotiza en los 27.000 millones de dólares. Vamos, YPF se ha valorado -modestamente, para ponérselo aún más fácil a los Eskenazi- en más de 10.000 millones de euros. Las reservas, fáciles de computar, de exploración y producción, valen más de 14.000 millones de euros, y su participación en Gas Natural unos 6.000 millones de euros. Hasta ahí lo fácil, que ya suma 30.000 millones de euros. No estamos contando el plato fuerte de Repsol -refinerías y gasolineras, principalmente- que la propia empresa valora en 18.000 millones de euros, lo que situaría el valor de Repsol casi en el doble de su capitalización bursátil.
En definitiva, ¿por qué al mercado no le gusta Repsol YPF? Porque es una macedonia. Todo el mundo reconoce sus virtudes, su excelente situación financiera, con una deuda baja y sus grandes posibilidades, pero no se entiende. Repsol juega a todo y en pocos nichos es líder. La empresa está bien llevada y sus cocientes de rentabilidad son muy superiores a las de su entorno. El problema es de definición: ¿estamos ante una petrolera con reservas, ante una refinería, ante una compañía energética integral?
Y no: no creo que esto se arregle regalando YPF a unos amigos de Kirchner. ¿Quién le ha dicho a Brufau que los hispanoamericanos sólo mantienen relacione tensas con la antigua metrópoli? Iberoamérica está en una situación en que las sutilezas sirven para poco: el tirano sólo entiende el palo y tentetieso. Por ejemplo, con Chávez Repsol se ha rendido, mientras que Exxon pelea en los tribunales. Sí, son dos casos distintos, pero...
Eulogio López
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