El gobernador MAFO exige al cántabro que venda activos aunque malvenda, y le asegura que el BBVA sería un buen comprador. El primer grupo bancario español vive en estado de guerra civil. Los exquisitos quieren a Matías R. Inciarte como presidente; los ejecutivos, a Alfredo Sáenz. El Ceo advierte: si pierde la consejería delegada se marcha en casa.
De entrada, el intento de Emilio Botín por fichar a José Ignacio Goirigolzarri viene de atrás. Con ello pretendía fastidiar a su rival FG, arrebatándole el hombre que lleva el banco -y lo lleva bien- y, al mismo tiempo, reforzar su equipo directivo, que no parece estar para medallas de oro.
Ahora bien, meses atrás se hablaba de convertir a Goiri en una especie de superdirector general a las órdenes del consejero delegado, Alfredo Sáenz. Ahora no: ahora la oferta es para sustituir a Alfredo Sáenz como primer ejecutivo. Por de pronto, Sáenz tiene muy clarito que para quedarse como vicepresidente se marcha a su casa.
¿Cómo se ha llegado aquí? ¿Cómo es posible que un Botín que había encontrado en Sáenz el consejero delegado de su vida ahora quiera condenarle? Pues porque don Emilio ha entado en la paranoia del banquero e incluso ésta vez tiene alguna razón para ello.
Donde no hay harina todo es mohína. Al Santander no le sale una a derechas, está metido en todos los charcos, en todos los apalancamientos. Así, un grupo de ejecutivos, por ejemplo Marcial Portela y Joan David Grimá, consideran que es el momento de que Alfredo Sáenz dé un paso adelante y solicite la Presidencia a Botín. Eso a don Emilio no le ha gustado.
Otro grupo, apoyado por los exquisitos, el grupo de consejeros entre los que se cuentan Guillermo de la Dehesa y Manuel Soto, pretende que si Botín se inmola en el mercado, su sustituto lógico debería ser Matías Rodríguez Iniciarte. Por pura casualidad, su hermano Juan apoya a Matías. Además, los exquisitos, que siempre defendieron a Ana Patricia Botín, considera que la presidenta de Banesto continúa sin estar preparada. Mientras, Rodríguez Echenique y Martínez Candelas miran hacia otro lado.
Y, por si fuera poco, el Banco de España presiona: el Santander tiene que vender activos. Un inspector del instituto emisor confesaba a Hispanidad: la orden es vender aunque malvendan? Sobre todo activos bancarios, e incluso se señala que el comprador ideal de esos activos sería el BBVA.
El caldo de cultivo no puede ser mejor en la casa del vecino. José Ignacio Goigolzarri está hasta el gorro de que FG retrase su edad de jubilación. Le ha taponado su ascenso a la Presidencia del BBVA, lo que más anhela en su vida. Las relaciones son pésimas, como ya hemos informado reiteradamente y, además, a pesar de que BBVA ha cerrado en 2008 el ejercicio menos malo de la banca española, lo cierto es que no es sólo Goiri quien no soporta la tiranía y los malos modos de FG, sino toda la alta dirección del banco.
Y encima paga peor que Botín.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com