Ahora bien, Fernando Abril-Martorell deberá jugar sus bazas con inteligencia, porque el SCH, que no hace ascos a fusión alguna, tiene, sin embargo, una obsesión, llamada San Paolo IMI. Ese es el verdadero objetivo de Emilio Botín para protagonizar la primera fusión transfronteriza de dos grupos bancarios en Europa. Escuchar al consejero delegado de SCH, Alfredo Sáenz, reconocer que no hay posibilidad de acuerdo con Abbey National, es cosa de mucha risa: maniobras de confusión para desorientados.
Es más, el hombre encargado por Botín para negociar una fusión (más bien una absorción) de San Paolo IMI es el flamante consejero Abel Matures, ex ministro de Asuntos Exteriores de Aznar. Y la red que está trenzando no es mala: El Santander posee ya un 10,9% del San Paolo, más 3 consejeros. Acaba de llegar a un acuerdo con un grupo de accionistas que representan el 27,8% de la entidad. Y, probablemente, esto es lo que ahora preocupa a Matutes, podrá acceder a las acciones que dejen libres los Agnelli, cada vez más centrados en el reflotamiento de FIAT.
Eso sí, Botín no haría ascos a nada. Precisamente, el problema con los alemanes es que son... alemanes. Es decir, para las altas jerarquías del Deutsche, un español es un ser menudo y cetrino que vive en un país donde hace mucho sol en verano. Además, en el seno del Deutsche se habla inglés, porque sus directivos han sido educados en Estados Unidos. En la sede del SCH, afortunadamente, se habla español. Pero una alianza entre Royal, San Paolo, SCH y Deutsche, haría nacer el primer banco del mundo… y europeo. Eso sí, entonces el Deutsche no podría mandar.