El argumento de Borrachera de poder recuerda algunos de los escándalos político- financieros que han sucedido en Europa desde la década de los años 60. Pero el objetivo de su director, Claude Chabrol, va más allá: intenta demostrar qué repercusiones tiene en el ser humano detentar un poder aparentemente ilimitado.
Isabelle Hupert (la actriz fetiche de Chabrol) encarna a una juez implacable, tanto en su vida profesional como personal, que se marca como objetivo desentrañar e instruir un complejo escándalo de malversación de fondos que parece tener como responsable al presidente de un importante grupo industrial. En el transcurso de esa investigación, llena de presiones, la juez va sacándole gusto al poder que ejerce al descubrir secretos que incriminan a importantes hombres de negocios. De alguna forma esta instrucción se convierte para ella en un ajuste de cuentas, la venganza de una joven humilde que ha llegado al máximo escalafón judicial…
Pero Borrachera de poder no se queda tan sólo en el estudio de la atracción que supone el ejercicio del poder sino que también analiza el coste personal que conlleva una vida tan sólo volcada en el trabajo.
Con estos datos se podrán imaginar que el planteamiento de Borrachera de poder era muy interesante, no obstante este drama resulta fallido debido a pequeños detalles que se podrían haber solventado. Por ejemplo, el interrogatorio de la juez al presidente de la corporación es pueril, parece más interesada en saber vulgares datos económicos (sobre los gastos de la amante) que en atar cabos financieros sobre paraísos fiscales. Más aún, la descripción de las relaciones personales que mantiene la juez están mal desarrolladas. Resulta increíble la amistad con Félix, el sobrino de su marido que, a la postre, es su antítesis: un golfo vago.
Eso sí, Borrachera de poder es una película "made in Chabrol". El veterano director (uno de los artífices de La Nouvelle Vague), no sólo está detrás del guión y la cámara sino que la script es Aurore Chabrol (compañera sentimental durante años), la música es responsabilidad de Mathieu Chabrol (uno de sus hijos) y su otro vástago, Thomas Chabrol, interpreta uno de los personajes de la trama…Todo se queda en familia.
Para: Los interesados en historias judiciales.