Enésimo rifirrafe entre el ministro de Defensa, José Bono, y el Ejecutivo Zapatero. Su peso político le permite eso y acudir al funeral del que fuera arzobispo de Toledo, don Marcelo González. El primer encontronazo ocurrió con motivo del plan de Vivienda de construir VPO en los terrenos de los antiguos cuarteles. Bono afirmó entonces que no estaba dispuesto a que Defensa fuera la que solventara el problema de la vivienda en España.

 

El segundo escollo vino como consecuencia del centro de coordinación de la lucha antiterrorista, un plan cocinado en sedes policiales. Policía Nacional, Guardia Civil y CNI participan compartiendo información y estrategia de la lucha antiterrorista, si bien se trata de un organismo no sujeto a la línea de mando. El CNI, dependiente de Defensa, participa de una manera muy tangencial porque los espías españoles no parecen muy dispuestos a compartir información con el brazo de Interior. Cuestiones de cuerpo.

 

La última piedra en el zapato ha sido el plan gubernamental -cocinado por Alonso y "De la Vogue"- de utilizar las grúas del ejército, además de las municipales, para retirar los vehículos accidentados ante la avalancha de la "operación retorno". El director general de Tráfico, Pere Navarro, anuncia su intención de utilizar 180 grúas del ejército. Un plan que ya había manejado el Gobierno vasco, lo que no dejaba de tener su gracia. Pues bien, Bono se opone a utilizar al ejército para solucionar un problema mercantil entre aseguradoras y gruístas. A José Bono le ha salido un poco caro cruzar el Tajo...