Según unos trabajos científicos presentados en la Sociedad de Microbiología General en su conferencia de otoño, un subproducto de la fabricación de biocombustibles puede alimentar las células de combustible microbianas para generar electricidad de manera barata y eficiente.
El trabajo podría ayudar a desarrollar dispositivos autoalimentados que descontaminaran aguas residuales y que podrían ser usados para estudiar el clima en ambientes extremos.
Los DDGS son un subproducto de la producción de bioetanol, que se usa comúnmente como un alimento barato para animales.
Los investigadores de la Universidad de Surrey han incorporado los DDGS junto con el lodo de bacterias inoculadas a partir de una planta de tratamiento de aguas residuales en su célula de combustible microbiana. El diseño de la celda de combustible promueve que las bacterias, que utilizan los DDGS para el crecimiento, se separen físicamente de su suministro de oxígeno.
En consecuencia, las bacterias se ven obligadas a enviar electrones alrededor de un circuito que conduce a un suministro de oxígeno. Al hacer uso de este flujo de electrones, la electricidad puede ser generada a partir de los residuos.
Hace unos años un catedrático de Química Orgánica afirmaba que lo importante la extracción de biocarburantes no estaba en estos sino en las múltiples aplicaciones de los subproductos.
Domingo Martínez Madrid