- En un primer momento, el BdE quería que Cívica se fusionara con Ibercaja.
- Pero la primera es más grande y peor que la segunda.
- Por eso Franco se negó, sobre todo si seguían Goñi y Pulido dentro de la entidad.
- La opción de Ibercaja: ganar tamaño con Caja 3 y Unnim para luego absorber Cívica.
- De hecho, su propuesta para hacerse con la catalana era la mejor.
- Hasta los sindicatos daban por hecho que ganaría la puja.
La venganza es un plato que se sirve frío. Bien lo sabe Miguel Ángel Fernández Ordoñez (MAFO) gobernador (hasta junio) del Banco de España. Aunque la versión oficial de por qué Ibercaja no ha ganado la puja por Unnim hace referencia a que la entidad presidida por Amado Franco ya está inmersa en un proceso de fusión -con Caja 3-, la realidad es bien distinta.
A saber. MAFO (en la imagen) quería que Cívica e Ibercaja se fusionaran. El problema es que la entidad de la que Manuel Pizarro es consejero independiente, es más pequeña que la navarra y, claro, si se fusionaban, los dos hombres fuertes de Cívica, Enrique Goñi y Antonio Pulido, seguirían teniendo mando en plaza, a lo que se negaron rotundamente Franco y José Luis Aguirre, consejero delegado de la entidad.
Sin embargo, si Ibercaja ganaba tamaño, podría absorber -que no fusionar- Cívica con plenos poderes sobre la entidad resultante. Por esta razón se lanzó a finales de febrero a por Banco Grupo Caja 3. Si, además, ganaba la puja por Unnim, tendría el tamaño suficiente como para absorber Cívica, tal y como quería MAFO en un principio.
Pero el gobernador, aun viendo que la opción de Ibercaja era la mejor, no ha olvidado la negativa inicial de Franco, Aguirre y Pizarro, y se ha vengado adjudicando el chollo Unnim al BBVA. Incluso los sindicatos han reconocido a Hispanidad su sorpresa. Daban por hecho que Ibercaja sería la ganadora de la puja.
Por cierto, ante el anuncio del banco presidido por Francisco González de reducir, tras la adquisición, su plantilla un 20% en Catalunya, los sindicatos han manifestado su preocupación, ya que están seguros de la capacidad del banco para asumir todos los puestos de trabajo sin tener que echar a nadie, fuera de prejubilaciones o bajas voluntarias.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com