Sr. Director:

Hace ya unos días el Papa nuevamente denunció, con toda su fuerza, a los corruptos desde la ciudad de Caserta, Italia: "Hay que decir ¡No! a cualquier forma de corrupción o ilegalidad".

Desde la Cátedra de Pedro, el Papa Francisco no ha dejado de hablar, de manera fuerte y directa, sobre la vida de los corruptos y el gran daño que le hacen a la sociedad, de cualquier época y lugar.

He aquí la relación de algunas de sus frases, desde su servicio de magisterio, sobre la corrupción y los corruptos, tanto civiles como eclesiásticos:

"Los corruptos hacen fiesta con el dinero de los pobres"

"Están hambrientos de dignidad"

"Son injustos los que ayudan a la Iglesia con una mano y roban con la otra"

"Toda corrupción crece y -a la vez- se expresa en atmósfera de triunfalismo"

"El corrupto tiene cara de yo no fui"

"Ante cualquier crítica el corrupto descalifica a la persona"

"El corrupto se erige en juez de los demás"

"El corrupto se siente un ganador"

"El corrupto no conoce la amistad, sino la complicidad"

"El corrupto no tiene esperanza. El pecador espera perdón"

"La corrupción lleva a perder el pudor que custodia la verdad"

"El corrupto no conoce la fraternidad o la amistad, sino la complicidad"

"Una podredumbre barnizada: ésta es la vida del corrupto".

"Cuando uno tiene autoridad se siente poderoso, se siente casi Dios". La corrupción, de este modo, "es una tentación de cada día", en la cual puede caer "un político, un empresario o un prelado".

"Si hablamos de los corruptos políticos o de los corruptos en la economía, ¿quién paga esto Pagan los hospitales sin medicinas, los enfermos que no tienen remedio, los niños sin educación".

"¿Quién paga la corrupción de un prelado La pagan los niños que no saben santiguarse, que no saben la catequesis, que no son atendidos; la pagan los enfermos que no son visitados; la pagan los presos, que no tienen atención espiritual". En definitiva, "quien paga la corrupción son siempre los pobres: los pobres materiales y los pobres espirituales".

"(La corrupción) es precisamente el pecado al alcance de la mano, que tiene esa persona que tiene autoridad sobre los otros, sea económica, política o eclesiástica. Todos somos tentados de corrupción. Es un pecado al alcance de la mano".

"Donde está el engaño, no está el Espíritu de Dios. Ésta es la diferencia entre pecador y corrupto". "Y nosotros debemos decirnos pecadores, sí, ¡todos, aquí, eh!, todos lo somos. Corruptos, no".

"Esos son los corruptos, aquellos que eran pecadores como todos nosotros, pero han dado un paso adelante, se han consolidado en el pecado".

"Ésta es doble vida. Y esto merece -lo dice Jesús, no lo digo yo- que le pongan en el cuello una muela de molino y sea arrojado al mar. No habla de perdón, aquí".

"Recemos por los corruptos para que se conviertan y devuelvan todo lo robado porque si no los perros del infierno se chuparán su sangre".

Se puede decir más alto, pero no más claro.

Pedro L. Iglesias Martínez