En el mensaje por la 97 Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, celebrado el día 26 y publicado bajo el lema una sola familia humana, Benedicto XVI ha manifestado que el bien común universal abarca toda la familia de los pueblos, por encima de cualquier egoísmo nacionalista", y ha reclamado que se trate con "dignidad" a los inmigrantes.
Quienes acogen deben recibir al que llega como a un hermano, respetando su diferencia y comprendiendo su drama. Quienes llegan deben esforzarse por insertarse en la sociedad que les acoge, aceptando su cultura y respetando sus leyes.
Pero como hoy todo lo que sea insultar te hace famoso -aunque sea al Santo Padre- puede, que el responsable de Inmigración de la Generalitat catalana quiera ser noticia estos días y se ha permitido llamar al Papa retrógrado y lo compara con un imán radical.
Probablemente el miembro de ERC, señor Oriol Amorós no habrá leído ningunos de los muchos escritos y tampoco oído ningunos de tantos mensajes en los que el Papa no cesa de recordar que el sentido profundo de este proceso histórico que está sucediendo con la emigración y su criterio ético fundamental, vienen dados precisamente por la unidad de la familia humana y su desarrollo del bien; una sola familia de hermanos y hermanas en sociedades cada vez más complejas, donde también las personas de diversas culturas y religiones se ven impulsadas al diálogo, para que se pueda encontrar una convivencia serena y provechosa en el respeto a las legítimas diferencias.
Benedicto XVI es una persona dedicada a proclamar el evangelio sin rebajas, no es un hombre retrógrado, sino un testigo fiel y lúcido del evangelio. ¿Será eso lo que molesta?
Elena Baeza