El país africano se encuentra cada día más roto

 

El viernes, día de oración, puede ser clave en la caída de Gadafi. Siguen los ataques de mercenarios y tropas contra los rebeldes.

Las noticias de los últimos días se centran especialmente en Libia, donde la tensión es creciente y el número de fallecidos concentra la atención mundial. Túnez y Egipto quedan más alejados en el tiempo y se van conociendo pequeños pasos en el proceso que han vivido. Bahrein, Yemen o Argelia parecen ahora menos importantes, pero continúan las protestas.

La agencia Zenit ha realizado una entrevista al sacerdote jesuita egipcio, Samir Khalil Samir, que explica muy bien el proceso que ha venido dándose en los países que han vivido esta revolución y que él califica como primavera en el Islam. El padre Samir habla de un una lucha por alcanzar una mayor dignidad, por una vida más decente.

Pero eso, conociendo lo que se está viviendo en Libia, requiere de grandes sacrificios. Allí, cientos de personas han perdido la vida en los ataques y bombardeos que ha padecido la población por parte de mercenarios y tropas leales al dictador libio. El país está casi dividido en dos, la parte oriental, controlada por los rebeldes y la zona oeste, controlada por las tropas de Gadafi, pese a las revueltas que hay en sus ciudades como Trípoli. Mientras tanto, siguen llegando refugiados a Túnez o Egipto, y Europa se parapeta para hacer frente a la llegada masiva de refugiados a las costas griegas e italianas. Mientras tanto, sigue discutiendo si tomar medidas contra el régimen libio. Pese a que han transcurrido más de 2.000 años, la democrática Europa sigue tropezando en la misma piedra de la que avisaba Demóstenes.

Juan María Piñero

juanmaria@hispanidad.com