El director español, Alejandro Amenábar, sigue en su línea de pensamiento único. En 2004, en la oscarizada Mar adentro, Amenábar mentía sobre la gravedad de Sampedro, que podía realizar más actividades de las que se cuenta en la cinta. Pero si no acentuaba ese aspecto, se le caía su denuncia a favor de morir con dignidad.
De igual manera, mentía cuando en esa misma película ridiculizaba al sacerdote, también tetrapléjico, que visita a Sampedro. Una burla más a la Iglesia que Amenábar no ocultó. Vergonzoso.
Ahora, miente de nuevo con Ágora, su última película, sobre la figura de Hipatia. Lo cuenta Pablo Ginés en La Razón.