Sr. Director:

¿Alguien se acuerda hoy del ricino? Seguramente los mayores de 50 años sí, del aceite, del gusto y de sus efectos, los menores supongo que no, tal vez sus semillas vuelvan a ser importantes para nuestra economía.

Los biocombustibles han sido presentados como una gran solución, pero en muchos casos pueden resultar muy poco sostenibles: por problemas de eficiencia, por el riesgo de reducción de la superficie de cultivo destinada a la alimentación humana y por generar -aunque menos- emisiones de carbono que las materias primas a las que pretenden sustituir.

En la edición de la tribuna Ciencia y Futuro en Andalucía, el coordinador del proyecto Biovesin, dedicado a explorar las posibilidades de desarrollo de lubricantes basados en aceites vegetales y sus derivados sintéticos, realizo un análisis de las distintas alternativas para la obtención de biocombustibles, tales como el maíz, la soja, la jatropha, las algas y otras. Finalmente dijo que para España el cultivo más interesante es el ricino por ser un cultivo seguro, adaptable, de buen rendimiento, con mucha riqueza grasa y que, al no ser alimentario, no despierta recelo social respecto a la ingeniería genética. Una planta que, en sí, ya es una biofactoría.

Una auténtica fuente de energía vegetal. Parece que se volverá a hablar del aceite de ricino y no por sus antiguos efectos…

Domingo Martínez Madrid

domingo121@gmail.com