Israel niega estar implicado, mientras una agencia judía identifica a la víctima como uno de los participantes en la masacre de la embajada hebrea en Buenos Aires

Oriente Próximo estalla: en Damasco, hasta ahora ciudad refugio para movimientos islámicos radicales, y en especial por los libaneses de Hezbollá, también le ha tocado el papel de escenario de un acto terrorista. Un coche bomba acababa con la vida de libanés Imad Mughnieh, jefe miliar de Hezbollah.

El Gobierno israelí ha negado toda implicación en el atentado, aunque la Agencia Judía de Noticias se ha encargado de recordar que el muerto era uno de los implicados en el tremendo atentado contra la embajada judía en Buenos Aires y contra la agencia judía, que provocó 85 muertos.

Algunos observadores consideran que ha sido una forma de recordarle al régimen sirio de Bashar al-Assad que no puede servir de santuario de grupos guerrilleros o terroristas, que también puede sufrir un atentado en su propio territorio.