- El Tribunal Supremo anula parcialmente el indulto de Zapatero al Ceo del Santander por el caso Olabarría Delclaux.
- Por si acaso, el ministro Luis de Guindos se apresuró a recordar, nada más conocerse la noticia, que era el Banco de España quien debía decidir.
- Lo cierto es que el número dos de Santander se iría de buena gana, pero Botín quiere retrasar la doble sucesión el mayor tiempo posible.
- Además, la nueva normativa que prepara el Gobierno convertirá en discrecional -para el regulador- el concepto de honorabilidad de bancos y banqueros.
El Tribunal Supremo no acaba de cerrar el caso Olabarría Delclaux, por el que fue condenado el vicepresidente y consejero delegado del primer banco del país, Alfredo Sáenz (en la imagen). Para muchos, el mejor ejecutivo bancario de España.
El asunto se remonta a 15 años atrás, así que mejor empezar por el final. Lo que ocurría en la mañana del martes, 12 de febrero de 2013, que conste, era que el Tribunal Supremo decidía suspender parcialmente el indulto de Sáenz. Lo que los jueces achacan al Gobierno Zapatero -que fue quien lo concedió- es que puede condonar pero no cambiar la ley. Es decir, puede indultar pero no puede eximir a Sáenz de su obligación de cumplir las normas sobre honorabilidad para ejercer el cargo de banquero.
El ministro De Guindos se apresuró a aclarar: que decida el Banco de España. Una forma de quitarse de en medio: yo no quiero saber nada pues el indulto lo concedió el PSOE, no el PP.
Ahora bien, la nueva norma del Gobierno Rajoy impone el principio, o no principio, de discrecionalidad en cuanto a la concesión a una persona de la capacidad para administrar patrimonios ajenos, es decir, para ejercer como banquero.
De acuerdo, sólo que la norma aún no ha entrado en vigor.
Y al Banco de España, naturalmente, le hace poca gracia tener que decidir, y en plena crisis bancaria, sobre la cúpula del primer banco del país, un banco, además, sólido.
¿Y qué piensa le interesado Pues lo cierto es que Alfredo Sáenz se marcharía a casa de buena gana. Problemas económicos no va a tener pero Emilio Botín no le suelta ni a tiros. Ha sido su primer ejecutivo ideal y no está dispuesto a soltarlo. Sobre todo, porque en ese momento se plantearía no una sucesión, sino dos: la de Alfredo Sáenz y la del propio Emilio Botín. Y eso no le gusta al cántabro.
Eulogio López
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