La emperatriz de Europa, Angela Merkel, ha decretado que si quieren más dinero para salvamentos hay que unificar el impuesto de sociedades en los 27 países miembros.

La verdad es que nadie desea el rescate alemán de las pérdidas de los inversores alemanes, que es el disfraz de las presuntas ayudas a griegos o irlandeses: no, señora Merkel, usted ayuda a los alemanes ricos que invierten en deuda griega o irlandesa tras haber expoliado a los tesoros público, griego e irlandés.

En cualquier caso, es verdad que en un sólo mercado debe haber una misma presión fiscal. Ahora bien, si unificamos el impuesto de sociedades volvemos a igualar a los desiguales, que es el inquietante camino que sigue el proyecto de Unión Europea en el momento presente. Mire usted, señora Merkel, no se puede homologar la fiscalidad mientras no exista una cierta homologación de renta. No se puede exigir ajustes a la ciudadanía cuando el español cobra la mitad del alemán (y tiene 2,3 veces más porcentaje de paro). Y no digamos el polaco o el lituano o el maltés.

Mientras la riqueza esté tan mal distribuida en la UE de los 27, más de 500 millones de habitantes, de los cuales sólo 80 son alemanes, hay que ir con cuidado con las homologaciones.

Lo que ocurre es que usted no piensa como europea, sino como alemana. Lo que me parece bien, pero entonces no pretende dirigir Europa, dirija Alemania.

Y algo aún más importante: si no se puede igualar a países desiguales, mucho menos se puede igualar a grandes y pequeños. Que el Santander o el BBVA paguen el 30% de impuestos de sociedad (que nunca lo pagan, porque son expertos en desgravaciones) puede ser alto o bajo, pero no puede ser que el autónomo y la micropyme paguen lo mismo... y sin desgravaciones. Si en el IRPF existe una cascada de tipos en el impuesto de sociedades debe haberlo también.

Y tampoco se puede igualar el impuesto de sociedades mientras existen dos tipos de empresas grandes en Europa: las públicas o protegidas por el Estado -Francia, Italia, Alemania, Holanda- y las privadas. En definitiva, mientras existan empresas opables y no opables. Porque las multinacionales germanas, francesas o italianas están colonizando España mientras las españolas no pueden hacer lo propio en esos países. Mercado único, sí, pero en todo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com