¡Qué triste resulta leer el informe del Instituto de Política Familiar sobre el aborto en este paraíso del aborto en el que se ha convertido España! Sobre todo con el coladero del aborto por peligro de la salud psíquica. Empecemos con la ratificación de lo ya expresado por el obispo Juan Antonio Reig: es una ley mejor que la de 2010 pero es una ley inicua, es decir, inaceptable para un cristiano y para un humano.
Según la portavoz parlamentaria del PSOE, Soraya Rodríguez, quien ha expuesto un argumento definitivo: la reformita Gallardón sobre el aborto es mala porque sólo ha recibido el apoyo de Rouco Varela, del fascista de Le Pen y de un supernumerario, el señor Cotino. Sorprendido me he quedado de las palabras de doña Soraya. No de su defensa del infanticidio claro, sino del término supernumerario. Para entendernos, un supernumerario es el miembro del Opus Dei que se casa. ¡Lo que sabe doña Soraya sobre el Opus! Para mí que aquí hay gato encerrado.
Y no está mal eso de emparentar al cardenal Rouco con el fascismo, que no deja de ser un hijo del socialismo (Mussolini comenzó de socialista) y una ideología condenada por la Iglesia.
Pero dejemos las fruslerías. Lo que más me sorprende en este debate sobre el aborto (materia poco apta para el debate) es que ni el PSOE ni el PP hablan sobre el niño, que digo yo que algo tiene que ver con el aborto, aunque sea en condición de víctima. Insisto: ni socialistas ni peperos hacen referencia alguna al personaje principal de la trama: el niño. Es sujeto pasivo y troceable.
En la misma línea hay que preguntarse por qué el PP pierde siempre los debates, incluso cuando tiene razón. Ocurrió con la ley Wert de Educación, otra reformita, pero en el buen camino. La respuesta de la derrota permanente del PP en los debates sobre cuestiones clave es que el PP no se cree lo que pregona. El PP no es próvida, de la misma forma que no creen en la libertad de los padres para educar a sus hijos según sus convicciones.
Si el PP creyera en la vida lo primero que haría sería mostrar imágenes y vídeos sobre el asunto tratado: es decir, imágenes y vídeos del aborto. Una imagen aquí no vale más que mil palabras, vale más que un millón de discursos. Porque ni Soraya Rodríguez, ni cualquier otra feminista, o 'feministo', puede negar la evidencia de que hablamos de un asesinato cruel del ser más inocente y más indefenso.
El ridículo que está haciendo el PP clamando por una ley similar a la de Felipe González de 1985 suena a coña. Insisto, el que centra el debate gana el debate. Pero para eso hay que estar convencido de dónde hay que centrar el debate. Y si no, incluso los buenos aspectos de una norma pueden quedarse en nada... como les va a ocurrir a las leyes Wert y Gallardón.
Además, cuando uno no cree en lo que defiende, cuando anda repleto de complejos y sufre mucho si la majadera de Soraya Rodríguez le compara con Le Pen, entonces no sólo pierde el debate y no logra imponer la norma, sino que, además, no sabe vender el derecho a la vida en positivo. ¿Cómo vas a defender la vida cuando propones una ley que continuará provocando más de 100.000 abortos en España
Dicho de otra forma: el PP debería prohibir el aborto en todos los casos y, a cambio, promulgar un salario maternal para que cualquier pareja pueda tener hijos y para que a cualquier embarazada le atiendan en la Seguridad Social, no para abortar, sino para poder alumbrar a su hijo. Y junto a ello, una nueva ley de adopción, mucho más ágil.
¿Y si no quieren tener hijos Pues entonces que no hubiera hecho aquello que hacemos todos cuando queremos tener descendencia. Yo tengo un vecino que me cae muy gordo, pero una vez que decide vivir en mi casa la ley no me permite ejercer mi derecho a echarle de casa. ¡Y mira que me cae gordo, el tío! Porque el aborto no deja de ser una licencia para matar... con efecto retroactivo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com