Varios despachos de abogados mercantiles españoles se están planteando la posibilidad de asumir la técnica de los bogados norteamericanos, que cobran las conversaciones telefónicas que mantienen con sus clientes. Y sin avisar. Uno llama a un despacho norteamericano, consulta a su abogado cualquier cuestión, y a la semana recibe una factura con el minutaje adjunto.

 

El problema es que en España aún no se admite este tipo de práctica, por lo que habría que avisar con anterioridad, y se corre el riesgo de perder clientes. Algún despacho incluso está barajando la posibilidad de acceder a servicios de asesoría por videoconferencia y cobrar por ellos. Claro que para eso, el cliente también debe disponer de videoteléfono. Pero la tentación subsiste.