El único margen que le queda -y no es muy deseable- es un progresivo aumento de la deuda pública. Si quiere subir impuestos -algo nunca deseable- lo único que puede hacer es subir el impuesto sobre el ahorro, sobre el rentismo, es decir, sobre el ahorro, no a los profesionales y los autónomos, pues se cargaría la gallina de los huevos de oro, ya muy tocada de salud.
ZP es un desastre de gobernante, como lo es la actual vicepresidenta económica Elena Salgado. Ambos son dos aprendices de dictador empeñados en que todos los españoles vivan como ellos creen que hay que vivir. Por ello la vegetariana Salgado está empeñada en subir los impuestos sobre el vino, con lo que no conseguirá que la gente se haga vegetariana pero, eso sí, se cargará un sector espléndido y seguirá creando puestos de trabajo fuera de España.
Como son amigos de imágenes de fotos de portada, ZP, incapaz de dar una a derechas en materia económica, pretende ahora un gran pacto social, como si el acuerdo entre empresarios y sindicatos, por sí solo, solucionara los problemas económicos. Con razón, los empresarios aseguran que para firmar una tontuna mejor no firmar nada. Los sindicatos están en parecida actitud, aunque menos, porque UGT y CCOO se han convertido en correas de transmisión del Gobierno, ni más ni menos.
¿Qué pretende Salgado? ¿Un acuerdo sobre moderación salarial? Quizás sea lo menos conveniente, porque en España los sueldos no son altos, y existe una gran diferencia entre salario mínimo y salario medio, la más alta de toda la Unión.
Salgado, al mismo tiempo, dice que no se reducirán las cuotas sociales. Pues allá ella. Todavía hay tiempo, pero cada vez menos, para cambiar cuotas por IVA, porque los tiempos del petróleo barato se alejan nuevamente y, al menos en España, estamos a un paso de la estanflación.
Y ojo, porque esta crisis vino provocada por la especulación anglosajona y el apalancamiento europeo y ni allende se ha tomado una media contra la especulación -por eso reverdece- ni aquende se ha tomado un sola media contra el sobre endeudamiento.
En resumen, el único pacto social que pueden aceptar, no ya los empresarios, sino los autónomos -la clase media más creadora de empleo- es el de la instauración de un solo contrario, indefinido y del despido libre aunque pagado, con indemnización prevista de antemano. Y sí, reducir cuotas y subir el IVA. Y ojo, porque también se le está acabando el margen al Gobierno.
Pero no olvidemos que el Ejecutivo está regido por un cazurro, simbiosis de cabezón y baturro, capaz de tropezar no una vez, sino continuamente, en la misma piedra. Dicho de otra forma, también aquí se le está acabando el tiempo... vez más.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com