Sr. Director:
A todos los católicos les corresponde defender públicamente la institución del matrimonio.

Éste es uno de los puntos más contundentes del documento sobre "La verdad del amor humano", presentado hace un mes por la Conferencia Episcopal. A nadie se le oculta la dificultad de vencer el viento en contra de la cultura dominante para hacer comprender que la defensa del matrimonio como unión entre un hombre y una mujer no tiene nada de discriminatorio.

Las discriminaciones surgen, en cambio, cuando se rechaza redefinir la institución. En el Reino Unido, donde el Gobierno quiere aprobar esa medida, el viceprimer ministro advierte de que, en unos años, las comunidades religiosas no podrán negarse a oficiar "bodas" homosexuales, y en Estados Unidos, allí donde ha sido redefinido el matrimonio las agencias de adopción católicas han tenido que cerrar sus puertas.

Son sólo dos ejemplos de un problema mucho más de fondo. La mayor amenaza reside en la idea falseada de matrimonio que se presenta a la opinión pública y a los alumnos en las escuelas. Es iluso pensar que eso no tiene consecuencias. En España, desde la aprobación del "matrimonio homosexual" y del "divorcio exprés", se han disparado las rupturas, pese a la crisis y al alto coste económico del divorcio.

Se ha perdido conciencia sobre el valor de la institución del matrimonio, y eso en último término, se ha traducido en incontables dramas personales.

Suso do Madrid