En las reuniones militares de la OTAN, en Bruselas, ya se ha producido algún que otro altercado contra los militares españoles cuando colegas británicos y norteamericanos les saludan o despiden moviendo ambos brazos, en una escenificación no especialmente afortunada de las gallinas. Fueron los mismos gestos con que el relevo norteamericano de Base España despidió a los soldados españoles que abandonaron su tarea en Iraq por orden del nuevo Gobierno Rodríguez Zapatero.

 

Otro escenario de burla a la cobardía española son las reuniones internacionales hispano norteamericanas, que se multiplicaron durante la última etapa del Gobierno Aznar. Los miembros de una delegación militar española que se dispone a hacer un curso en Estados Unidos con los Ejércitos de aquel país tiemblan ante el pitorreo del que pueden ser víctimas.

 

¿Y qué opinan los mandos? Pues, depende. Simplificando mucho, puede decirse que hasta coronel asciendes por mérito o antigüedad. Pero, a partir de coronel, con la ilusión suprema de llegar a ser general, depende de otras cuestiones. En otras palabras, el Ejército español no sólo se ha empequeñecido desde la sublime estupidez aznariana de crear el Ejército profesional, sino que se ha politizado. Por eso, no habrá ningún mando que proteste ni contra el Gobierno Aznar ni contra el Gobierno Zapatero: Les va en ello el salario y los galones, algo que, al parecer, resulta mucho más tentador que la patria y el honor.