Dentro de la feroz batalla semántica, calificarán a los provida de anti-elección

El pasado martes Hispanidad llamó la atención sobre la cesión gratuita de la sede de la Fundación Altadis para unas Jornadas sobre el Aborto. Frente a la acera de Eloy Gonzalo 10, algunos provida sostenían en silencio pancartas de protesta. Comenzada la primera sesión, Carmen Ortiz, presidenta de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, desahogaba su indignación: Ante las campañas agresivas, como las de la puerta, no debemos dejarnos confundir por planteamientos pseudohumanitarios que sólo sirven para defender el poder de la Iglesia. Cuidado, porque, para agresiva la actitud de los abortistas que nos relata Forum Libertas.

El ejercicio de la libertad de expresión molesta en general a las abortistas cuando se ejerce para rechazar el aborto. Por ejemplo, sólo se puede opinar desde un punto de vista laico, el hecho de ser hombre rebaja el valor de la opinión sobre el aborto y, sobre todo, no les gusta que les llamen abortistas, que se hable en las noticias de drama o que se diga que están matando. Para Isabel Serrano, de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE), no se debe prestar atención a casos como el de Esperanza Puente. Serrano proyectó el siguiente titular sobre la pantalla: Me dejaron con mi hijo troceado para descalificar el caso como anecdótico. Desgraciadamente, libros como Rompiendo el silencio o Yo aborté recogen multitud de casos en los que las mujeres sufren por la muerte de sus hijos.

Eso sí, en la misma reunión Irene Donadio, del lobby IPPF para Europa y matriz de la FPFE, ofreció el apoyo de su organización para combatir las estrategias provida, luchar contra la oposición al aborto y defender la imagen del aborto en los medios. Donadio presume de la capacidad de IPPF para dar entrenamiento lingüístico. Por ejemplo, todos los intervinientes hicieron un esfuerzo por llamar a los provida anti elección frente a los pro elección (del inglés pro choice), que son ellos mismos y que deciden cómo se llaman a sí mismos y cómo se llaman los demás. No cabe duda de que lo hortera ha sido un rasgo de identidad de este congreso.

La Iglesia Católica es una de las grandes obsesiones de los abortistas, tal y como quedó patente en todas las intervenciones. De hecho, la presencia de Elfriede Harth, de Católicas por el Derecho a Decidir, pretendía mostrar a los asistentes que entre los católicos existe división de opiniones sobre el aborto. Sin embargo, ante la falta de personal, Sra. Harth aparece según convenga con la tarjeta de visita de Somos Iglesia, una asociación de similares características y con parecidos objetivos. Se espera que pronto se haga con un nuevo disfraz de la Peña Madridista del F. C. Barcelona.