Parece que Ángel Carromero llegará a Madrid en las próximas horas. El Ejecutivo Rajoy ha conseguido que su dirigente del Partido Popular no tenga que cumplir sentencia en Cuba sino en España donde, ¡albricias!, no tendrá que ingresar en prisión: sólo estará en tercer grado.

¿Qué pensará Carromero (en la imagen) de su jefe de filas, Mariano Rajoy? Secuestrado por la dictadura cubana, con dos muertos a sus espaldas y un colaborador sueco al que Raúl Castro soltó enseguida, para cebarse en una mascarada de juicio contra el español Carromero. La oposición castrista sospecha que los dos opositores muertos, entre ellos el famoso Oswaldo Payá- no sufrieron un accidente, sino que fueron asesinados. Y el español ha sido recluido en las cárceles cubanas. No quiero ni pensar en qué condiciones habrá salido de ella.

Aún suponiendo que Carromero fuera culpable -que es mucho suponer, cuando ni las familias de los fallecidos le hacen responsable de su muerte- lo lógico, lo menos bochornoso, sería que la diplomacia española estableciera un antes y un después con La Habana. Después de este atropello, Madrid debería aliarse con Washington para tumbar a los tiranos de Cuba. No basta con recoger refugiados: hay que convertir a Madrid en la sede de la disidencia cubana y a España en la punta de lanza de la liberación de Cuba y de su conversión a la democracia.

Mientras tanto, a España le siguen tomando el pelo por el mundo: en el Magreb, en Somalia, en Gibraltar, en Ceuta y Melilla, etc., etc., etc. Da un poquito de vergüenza.

Eulogio López

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