- Sin contar el coste del banco malo, la SAREB.
- Otrosí, habrá que ver el coste final de los esquemas de protección de activos (EPA).
- Y la variable que pasa más desapercibida: el sobrecoste de la deuda pública tras estas ayudas a la banca en dificultades, pongamos 6.000 millones de euros anuales durante seis años.
Ya ven el cuadro. De un modo u otro salen más de 66.000 millones de euros. Es cierto que no son a fondo perdido, como insiste el ministro de Economía, Luis de Guindos (en la imagen), pero habrá que ver cuánto se recupera de los instrumentos financieros en que se han materializado. Habrá que ver, además, cuántos activos adquiere el banco malo, la SAREB, a las entidades con problemas y, de nuevo, cuánto recupera en la liquidación de los mismos. Además, está el coste de los esquemas de protección de activos, EPA, es decir, la recompra de créditos dudosos por el nominal o un porcentaje del mismo a la que se ha comprometido el FROB. Ejemplos: la CAM con el Sabadell, BBVA con Unnim o Caixa con Banco de Valencia.
Sin embargo, este no será el único coste. El más importante será calcular a cuánto ha ascendido finalmente el sobrecoste de toda la deuda pública por culpa de estas ayudas. Intentaremos explicarlo: ¿qué parte del incremento de la prima de riesgo que se aplica a la deuda pública es consecuencia directa de estas ayudas? Porque todos sabemos que una de las razones de dicho incremento es el mayor riesgo que supone prestar al Reino de España como consecuencia de la asunción, por parte de éste, de la tarea de rescatar a las cajas de ahorros. ¿Tal vez un 1%? ¿Y durante cuántos años?
Tal vez los seis que tiene dicha deuda como plazo medio hasta su vencimiento. Como dicha deuda pública estatal (no hablamos de la de comunidades autónomas ni de municipios) era, a septiembre de este año, de 627.000 millones de euros, cada 1% de subida del tipo de interés que imputemos a estas ayudas nos cuesta más de 6.000 millones al año, durante 6 años. Más lo que no se recupere de los 66.000 millones con los que empezaba esta nota. Más los epas. Más lo que tengan que poner de su bolsillo, que no son públicos, los partícipes preferentes y acreedores subordinados, que en su mayoría son particulares. Más… bueno, dejemos de contar.
Rubén Manso
ruben@hispanidad.com