Laicismo y Regeneración

Recientemente, el ex ministro del Interior del PP, Jaime Mayor Oreja, en una reunión con miembros del movimiento Comunión y Liberación, afirmaba que, tras el 9M, había peligro de laicismo radical... independientemente de quien gane las elecciones.

A lo mejor el arrebato de sinceridad del político democristiano (ya saben, cristianos son los que corren delante de los leones; democristianos son los que corren detrás de los cristianos). Pero lo cierto es que el anticlericalismo rabioso de Zapatero y sus compinches ha dado buen resultado. De toda Europa, los españoles son el pueblo más anticlerical. Quizás porque la desesperación que provoca el relativismo no soporta ni la visión de quien le ha dado un sentido a su vida. Zapatero ha sabido explotar esa vena de comecuras que anida en tantos y seguramente ha ganado muchos votos. Es como si se cumpliera la vieja máxima: llegará un momento en que todo aquel que os sacuda el lomo pensará prestarle un servicio a Dios (sí, lo sé, no es literal). Todas las mentiras de ZP acerca de los obispos le supondrán réditos electorales. Dudo, por el contrario, que el PP obtenga esos mismos réditos de su postura tibia.

España, como todo el mundo, ya no se divide entre izquierda y derechas, sino entre creyentes y agnósticos, para ser exactos, no creo que pueda hablarse de ateos sino de antiteos, de cristófobos.

Regeneración política

En cualquier caso, parece claro que el actual sistema de partidos hace aguas. Quizás por el aludido anticlericalismo, la gente en España ya no vota por alguien, sino contra alguien. También entre muchos creyentes, a los que la actitud de ciertas organizaciones, de ciertos medios y de, ¡ay dolor!, cierta clerecía, se ha convencido de que España se regenerará si se echa a Zapatero de La Moncloa. Tras ocho años con Aznar en La Moncloa uno se pregunta cómo es posible tamaña convicción, pero eso es lo que constato.

Y como considero que el actual arco parlamentario es un sistema tan sentado como podrido, creo que sólo una regeneración en profundidad podría devolver cierta alegría democrática. Una regeneración que debería pasar por los siguientes cambios:

1. Listas abiertas. La disciplina de partido es un cáncer, especialmente en España.

2. Elecciones primarias, porque es en ella donde se deja ver la lucha ideológica, es decir, la pugna de ideas.

3. Supresión de las barreras de entrada al sistema, especialmente el mínimo de votos para acceder al Parlamento.

4. Reducir el peso potencial de las provincias menos pobladas. No puede ser que el voto en Soria valga el cuádruple que en Madrid, ni que los partidos nacionalistas se vean beneficiados de su espíritu ‘boinardo'.

5. Los sistemas proporcionales no tiene por qué ser un caos. Simplemente obligan a los partidos políticos al pacto.

6. Recurrir más frecuentemente a la figura del referéndum. Internet lo permite.

7. Todo cargo público debe tener su "memoria económica". En definitiva, decir cuánto va a cobrar y cuánto puede gastar. Paso previo a la aprobación de los salarios públicos por el elector.

8. Reducción de cargos e instituciones públicas.

9. Aumento del papel del jurado y de la justicia popular. Los jueves no pueden ser un reflejo del Parlamento, ni elegirse por cooptación.

10. Consagrar la objeción de conciencia como derecho público capital. Recordemos que la objeción no es un derecho, sino cualquier derecho colocado en su punto de prueba. La supresión de la objeción se conciencia se ha convertido en un arma más liberticida con la que cuenta la progresía. Porque terminar con la objeción de conciencia es terminar con la conciencia, ergo, terminar con la libertad humana.

11. Luchar contra el oligopolio informativo.

Por lo demás, el domingo 9 hay elecciones y todo está en orden. Me parece.

Eulogio López

Candidato por Familia y Vida al Congreso de los Diputados