No comprendo cómo la noticia ha pasado tan inadvertida: el tridente que ha comprado el banco holandés ABN, con el entusiasta propósito de desguazarlo y repartirse el botín -que no deja de ser algo muy similar a lo que hacían Barbarroja, Barbanegra, Howard y Drake, además de los siete niños de Écija y Luis Candelas-, ha decidido anunciar que despedirá a 19.000 empleados, esto es, el 18% de los 105.000 trabajadores a tiempo completo que componen la plantilla de ABN en todo el mundo.

Eso sí, tratan de retener al mayor número de directivos posibles, pero a los trabajadores de base se les puede echar con mucho gusto.

Emilio Botín hizo lo mismo en Abbey: para ganar valor para el accionista, decidió aumentar el beneficio, objetivo que puede hacerse por dos vías: aumentar los ingresos o reducir los gastos. La primera es complejo y suele dilatarse en el tiempo por lo que un gestor moderno, innovador y progresista lo primero que debe hacer es lo contrario: reducir los gastos, por el cómodo procedimiento de reducir el empleo.

La cuestión es: ¿Por qué ABN era rentable con 105.000 trabajadores antes de la compra y ahora sólo puede serlo con 86.000? Esta es una buena pregunta. La respuesta es bella e instructiva: porque con 86.000 nominas que pagar, en lugar de 110.000, se obtiene un mayor beneficio, dada la mencionada resta entre ingresos y gastos. Pura lógica.

Llevado hasta su límite, debemos concluir que la mejor empresa es la que tiene muchos accionistas y ninguna plantilla. Así, todo el valor iría para el accionista (Bueno, lo que le dejara el Ejecutivo). Lo único malo es que sería el mencionado propietario quien tendría que atender a los clientes, algo no previsto en el guión pero qué le vamos a hacer.

Hemos entrado en el capitalismo de desguace -un nuevo tipo de capitalismo depredador que debería ser objeto de estudio en las escuelas de negocio-. Ya no se trata de producir, sino de comprar, vender y optimizar. ¿Qué es optimizar?: pues despedir trabajadores, claro está.

Contráteme, don Emilio, así también gestiono yo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com