• Las asociaciones de víctimas recuerdan el salvaje atentado en actos diferentes.
  • Persiste también la división entre los políticos.
  • Lo cierto es, como decía Ignacio Camacho, que el 11-M "es el único atentado del mundo en que una nación le echó la culpa al Gobierno en lugar de a los terroristas".
  • Y todo ello da que pensar sobre los resortes morales de la sociedad española.
Lo primero es acordarse de las víctimas, de sus familiares y amigos del atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid y en el que fallecieron 191 personas y 1.858 resultaron heridas. Lo primero es acordarse de todos ellos, de sus sufrimientos y de su eterno descanso.

Y después, una pena. Pero es lo que hay. Nueve años después del salvaje atentado en España persiste la división creada por los terroristas. Unos terroristas que, seguro, desde la distancia, celebran ese perverso efecto sobre los españoles.

Se ha visto durante los actos de celebración en Madrid. Por un lado, división entre las víctimas: entre la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo con su presidenta, Pilar Manjón, quien ha denunciado el "olvido" del Gobierno hacia las víctimas del 11-M que representa la asociación de Manjón y las "mentiras" que, a su juicio, sigue difundiendo el PP; y por otro lado, en otro acto distinto, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) que preside Ángeles Pedraza.

También se ha visto división entre los políticos. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha recordado a las víctimas del terrorismo y ha afirmado rotundo, que los "enemigos" de la democracia "nunca" podrán vencer. En parecidos términos se ha expresado después la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que ha querido rendir "tributo" a su memoria y ha indicado que "nunca abandonarán a las víctimas, sino que seguirán trabajando por su "reconocimiento", por la "justicia" y la "equidad". Sin embargo, desde los socialistas, el secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez, ha dicho que "nunca más una guerra, un gobierno que mienta y un desprecio a una víctima".

Esta mañana, en las tertulias, dos grandes periodistas resumían el sentir de mucha gente, sobre el 11-M. En Onda Cero, Carlos Herrera decía: "Ese atentado provocó que una parte del país diera lo peor de sí misma, que se comportara de una manera muy cobarde". En parecidos términos se expresaba Ignacio Camacho, también en Onda Cero: "Fue un retrato de división y también de miedo, de un miedo espeso, profundo y visceral, de odio y de enfrentamiento. Sé que lo que voy a decir no me va a convertir en el más simpático de la clase pero es el único atentado del mundo en que una nación le echó la culpa al Gobierno en lugar de a los terroristas".

Y así es. Por una especie de síndrome de Estocolmo, los españoles se dividieron y algunos de ellos echaron la culpa al Gobierno, cuando el único culpable fue el terrorismo salvaje yihadista. Y para colmo, los terroristas consiguieron influir en el resultado electoral. Y, como decíamos antes, siguen disfrutando de la división que crearon entre los españoles.  

Y todo ello da que pensar sobre los resortes morales de la sociedad española.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com