El día 11 de marzo de cada año debería ser un día de luto nacional, en el que las banderas ondearan a media asta, y en el que el Gobierno rindiera cuenta ante el congreso de las ayudas efectivas a las víctimas del terrorismo, las de ese atentado, las de ETA, del GRAPO, etc.

Sr. Director:

Que hubiera un pleno extraordinario para debatir y aclarar los fallos. Porque una víctima del terrorismo podrá tener otros problemas, pero económicos, ninguno. El Estado debería acudir en ayuda de la viuda, de los hijos, pagarles la educación, la vivienda, etc. austeridad en otras partidas y en otros gastos, pero no en este.

Ese pleno del Congreso debería celebrarse después de un acto en el que los reyes, el presidente del Gobierno y los líderes de los principales partidos ofrecieran no una ofrenda floral, sino un homenaje sincero y sentido a las 192 victimas del 11-M y a las aproximadamente 900 de ETA.

Por contra, hoy ha habido un acto de "bajo perfil". Ni han estado los reyes ni ZP. La reina estaba en León y ZP preocupado de lo que acontezca en vascongadas, y si Patchi es lehendakari o no. Es decir, fuera de órbita. El "bajo perfil" lo hubiera tenido el acto aunque hubiera ido ZP. El que no olvidemos que en la pasada legislatura atacaba a las vÍctimas del terrorismo, y colocó a Peces Barba de gran muñidor.

El perfil no bajo, sino rastrero, subterráneo, lo dio el jefe de filas socialista en la asamblea de Madrid, del que sólo recuerdo que se llama Tomás. Boicoteó y no asistió al acto en represalia por el cierre de la comisión del espionaje. Eso se llama un político de Estado, con miras altas y que busca el interés general.

Esa persona, político en el peor sentido de la palabra, si tuviera un poco de decencia debería irse a su casa. Pero es evidente que seguirá en el cargo.

Habría que crear un Ministerio para la familia y, dentro de él, una secretaria de Estado de ayuda a las víctimas del terrorismo y suprimir ministerios como los de justicia, igualdad, vivienda, sanidad, transfiriendo las competencias del primero al CGPJ. Se ahorraría mucho dinero y se trasvasaría a las víctimas del terrorismo, para que ninguna de ellas esté desasistida de por vida, en ningún sentido de la palabra.

Es una pena que no se haga así, y que se haya negociado con un grupo criminal, sentándose a la mesa precisamente el que se perfila como nuevo lehendakari vasco.
Fernando Ferrín Calamita

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