Las familias de escasos ingresos de Washington seguirán beneficiándose de la oportunidad de recoger un cheque escolar para que sus retoños puedan acudir a colegios privados. Este programa, desarrollado con fondos públicos, permite conceder apoyos de hasta 12.000 dólares por colegial, en base a la ganancia familiar y el centro educativo seleccionado. Se favorecerán de este plan unos 1.300 escolares.

El programa se inició en 2004, como parte de una destreza para promover el perfeccionamiento educativo en la capital: junto al cheque escolar, diferentes fondos públicos se encauzaron también a través de colegios públicos.

Cuando los demócratas lograron la mayoría en el Congreso en el año 2009, ratificaron un presupuesto que admitía la no incorporación de nuevos estudiantes a la fórmula del cheque escolar, lo que admitía la disolución del programa a partir del año 2010. Pero tras el cambio de mayoría en el Congreso en los plebiscitos del pasado año han conseguido la prolongación del plan previsto.

El portavoz de la Cámara de Representantes, el republicano John A. Boehner, empleó su ascendiente para instar la reautorización del cheque escolar como parte del pacto con la Administración Obama en el forcejeo sobre el gasto público. Y así se ratificó para un quinquenio.

A pesar de la traba del regidor de Washington, el demócrata Vincent C. Gray, y de los sindicatos de profesores de la enseñanza pública, el plan cuenta con un gran sostén entre las familias con mezquinos ingresos, que anhelan optar a mejores institutos para sus oriundos. Según una estrenada encuesta del Washington Post, el 70% de los progenitores con críos matriculados, el instituto respaldan el cheque escolar. En el conjunto de la metrópoli, el respaldo se acerca a los dos tercios, con una proporción mucho mayor entre los afroamericanos.

La posibilidad del cheque escolar no ha supuesto un quebranto para los 123 colegios públicos enraizados, que también se están actualizando. Por primera vez en diez años, una mayoría (el 53%) de los progenitores y que tienen a sus retoños en estos institutos, cavilan que están haciendo una buena labor. Los signos positivos incluyen un acrecentamiento de estudiantes matriculados, que se estima en 45.600 por primera vez en 40 años, e importantes mejoras en los corolarios.

La encuesta del Washington Post y de la Kayser Family Foundation manifiesta que todavía prevalecen las impresiones negativas sobre algunos aspectos de los institutos públicos. Más de 6 de cada 10 oriundos de Washington piensan que los institutos públicos no forman bien a los estudiantes para el mundo del trabajo.

A numerosos progenitores no aceptan los institutos públicos. Comenzando por el cabecilla Obama que, como tantos otros gubernativos demócratas, se muestra vehemente defensor de los institutos públicos, pero opta para sus niñas un acreditado colegio privado, Sidwell. Como afirma un prestigioso abogado, "nadie quiere hacer experimentos con sus hijos".

Los institutos públicos recomenzaron las mejoras a partir del año 2007. Pasaron a estar en manos de la alcaldía, se rubricó un nuevo pacto con los sindicatos de profesores y se clausuraron dos docenas de institutos con pocos estudiantes. Además, todos los educadores pasan por las horcas caudinas, para superar una evaluación anual que, en algunos casos, puede incitar a su cese si el rendimiento es bajo. (Fuente: Aceprensa).

Clemente Ferrer
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