Si hace cuatro años cualquier aficionado a la música del siglo XX disfrutó con Bohemian Rhapsody, sobre el cantante británico Freddie Mercury y su grupo Queen, tampoco se pueden perder Elvis.

La película se centra en la complicada relación que el cantante Elvis Presley tuvo con su sinuoso manager, el coronel Tom Parker. Recorre más de 20 de años de su carrera, y su música, desde su ascenso hasta su temprana muerte. Recordemos que  su música es  una fusión de country y de los “rhythm and blues” afroamericanos.

Cuando uno contempla este film, de factura visual y montaje impresionante que se complementa con una puesta en escena excepcional, cualquiera se da cuenta de que ha nacido una estrella, porque roza lo magistral la actuación del joven Austin Butler, que no solo se mueve en el escenario como Elvis sino que también interpreta con maestría y buena voz sus temas más emblemáticos. No hay duda de que tenemos a un firme candidato a mejor actor en los Oscar que se entregarán el próximo año. A su lado, como coprotagonista, el veterano Tom Hanks, que encarna al peligroso manager con la eficiencia que le caracteriza.

El director Baz Luhrmann vuelve al género musical tras la buena aceptación que tuvo  su atípico Moulin Rouge (2001) y, argumentalmente, situa en primer plano a un canalla, en aquella a un productor y aquí a un manager, que controlan y hacen  la vida imposible a los artistas. En pocas cintas se ve como como en ésta el drama que supone la explotación de una estrella hasta límites insospechados.

La película también explora la deriva que Estados Unidos sufrió, política y socialmente, en los años 60 que también marcaron la existencia de Elvis.

Luhrman demuestra que es un perfeccionista y todo, absolutamente todo, está bien resuelto, incluso una de sus características: su abierta afición discursiva en los diálogos, lo que alarga el metraje de sus películas, en este caso hasta los 159 minutos.  De nuevo en el equipo creativo ha contado con su esposa, la diseñadora de producción ganadora del Oscar y diseñadora de vestuario Catherine Martin y en el guión con Craig Pearce.


Para: Imprescindible para los admiradores de Elvis y, en general, para aquellos que les gusten los 'biopics'.