Comedia social donde se refleja el interés de su director, Louis-Julien Petit, por el complicado tema de la integración en Francia, que ya mostró en Las Invisibles, aunque ahora pone en el punto de mira a los menores no acompañados.

Cathy Marie es una competente chef de 40 años, que aspira a abrir su propio restaurante. Pero cuando sufre un revés en el trabajo, lo que se traduce en serias dificultades económicas, acepta con reticencias el empleo de cocinera en un centro de acogida de jóvenes inmigrantes.

Petit narra una historia de ficción pero inspirada en la labor que realizan varias chefs reales, en especial, Catherine Grosjean, profesora de cocina en una clase del CAP (Certificado de Aptitud Profesional) que acoge a migrantes menores. Se trata de una película con un claro contenido de denuncia pero de desarrollo amable, divertido, esperanzador, pero, hay que mencionarlo, plagado de buenismo, puesto que los menores que conocemos son todos de carácter amable y comportamiento ejemplar, lo que aleja esta película de su propuesta anterior, mucho más realista de contenido.

En lo que sí acierta de pleno es en la transformación que puede experimentar un ser humano, en este caso Cathy, cuando encuentra que su vocación, la cocina, puede servir para ayudar a otros seres humanos, en esta ocasión para labrarse el porvenir en el país al que han llegado como inmigrantes.

Por cierto, muy acertado que este film realice una parodia de los concursos de cocina, tan presentes actualmente en la programación televisiva de casi todos los países, y que más que enseñar cocina a los participantes les introducen en una espiral de estrés.

Dos famosos y siempre convincentes estrellas del cine francés como son Audrey Lamy y François Cluzet, encabezan un reparto coral, donde los jóvenes inmigrantes están encarnados por auténticos menores, que fueron seleccionados en un casting celebrado en asociaciones de acogida parisina. `

Para: los que crean que la educación es fundamental para la integración de los inmigrantes en Occidente.