• Desvela el fallo que provocaba los incendios: el revestimiendo demasiado pequeño de la batería.
  • La multinacional sube en bolsa un 2,3%: lo peor hubiera sido un problema de hardware o software.
  • Samsumg no lanzará en el Mobile World Congress de Barcelona su nuevo icono, el Galaxy S8.
  • Reconoce el daño reputacional: "Estamos comprometidos en ganarnos la confianza de los clientes".
La multinacional surcoreana Samsumg ha terminado este lunes con el suspense de las misteriosos incendios en su modelo Galaxy Note 7. Tienen una explicación en los fallos de la batería y no en el hardware o software, que es lo que más temían los inversores. Y tras la confesión, la bolsa ha premiado el gesto de transparencia con una subida del 2,3%. Ahora bien, la multinacional no sale indemne, por el considerable daño reputacional que le ha supuesto, por el impacto económico (4.800 millones de euros), y por las secuelas que deja en su propia estrategia de crecimiento. De momento, la consecuencia más inmediata es que el lanzamiento de su nuevo icono, el Galaxy S8, queda en el aire. Lo ha explicado en Seúl el responsable de la división de telefonía móvil, Koh Dong-jin. Samsumg tenía previsto lanzar el Galaxy S8 a finales de febrero en Barcelona, en el Mobile World Congress, pero ha preferido darse más margen. La cara más amable del fiasco, con todo, está que el modelo no falló por problemas de hardware o software, sino de batería. Lo contrario hubiera dado la puntilla en cuestión de imagen al mayor fabricante de móviles del mundo. Las explosiones en los móviles empezaron a producirse a los pocos días de comenzaran a venderse, el 19 de agosto, pero la empresa no dejó de fabricarlos hasta octubre, cuando ya había vendido unos 2,5 millones de modelos. Koh Dong-jin ha explicado  que el revestimiento de las baterías era demasiado pequeño. Eso provocaba que la batería se expandiera o contrajera demasiado en los ciclos de carga y descarga, lo que terminaba provocando un cortocircuito. El problema se agravó después cuando Samsumg tuvo que multiplicar su oferta para cubrir la demanda, con fallos añadidos por falta de control de calidad en las plantas de Hong Kong, Corea del Sur o Vietnam, en las que se fabricaba. Todo eso es lo que pone de relieve el estudio en el que han trabajado 700 ingenieros con la ayuda a Samsumg de otras tres compañías: dos americanas, UL y Exponent, y una alemana, TÜV Rheinland. A partir de ahora, a esperar lo mejor. Es en lo que se resume el mensaje en rueda de prensa Koh Dong-jin: "Estamos comprometidos en ganarnos la confianza de nuestros clientes; hoy, más que nunca". Rafael Esparza