- En el entretanto, la banda de los cuatro se juega su carrera. Felipe VI se juega la monarquía.
- Rajoy no tiene apoyos pero no repite el error del 20-D. Ahora sí quiere repetir en La Moncloa.
- Primera opción: investidura o gobierno con Ciudadanos y nacionalistas.
- Segunda, en minoría con garantía de que se aprobarán las exigencias que impone Europa.
- Pero mientras tanto… sí al PP, no a Rajoy.
- Además, es campaña de Rivera que Sánchez, llegado el caso, podría verse obligado a aprobar esa opción.
España es tan fuerte que ni la
banda de los cuatro, de los cuatro políticos más nombrados en los medios, puede destruirla. Ocurre lo mismo que cuando
Napoleón desterró a Pío VII en Fontainebleau y le acompañaba su leal secretario de Estado, el cardenal
Ercole Consalvi. Napoleón, todo un demócrata, se dirigió a éste y le espetó:
-Voy a destruir la Iglesia.
A lo que el poco impresionable Consalvi respondió:
-Imposible Excelencia: ni nosotros mismos lo hemos conseguido. (Se refería a ellos, los clérigos de alto nivel).
Con Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera ocurre lo mismo: ni con esfuerzos ímprobos, únicos en su mismo afán, como la verdadera banda de los cuatro, son capaces de destruir España a pesar de lo mucho que lo intentan.
Patéticos, resultan nuestros notables. En la mañana del jueves,
Pablo Iglesias comunicó a los periodistas, discreto él, que el
Rey le había hecho confidencias sobre su reunión con Rivera. Es decir, que estaba destrozando dos confianzas. Pero lo mejor fue cuando aseguró que "me lo ha dicho el Rey pero no he podido contrastarlo". Buen periodista, no se fía del Rey y claro debe contrastarlo con otras fuentes.
Albert Rivera a lo suyo: evitar desaparecer de la campaña que no en vano le llaman Rosita, porque amenaza con durar menos que
Rosa Díez.
Iglesias a lo suyo, a la
revolución pendiente, pero sin arriesgar el físico, claro. Se trata de que todos los españoles seamos ricos, empezando por la cúpula de
Podemos. Y así, ningún escándalo les es ajeno pero ningún escándalo les afecta. Ni la condena de Rita Maestre, ni el dinero llegado de Venezuela, ni que el ideólogo Monedero haya cobrado de dos tiranías como Venezuela y Bolivia, ni que el propio Pablo Iglesias hable de una locutora de televisión diciendo que la va azotar (en qué estaría él pensando) hasta que sangre.
Pedro Sánchez, en su línea: ¡Qué líder le ha salido al
PSOE! Rencoroso, repite una y otra vez que no es presidente de España porque Pablo Iglesias no le quiso dar el sí a cambio de nada, y odia a una derecha que, por otra parte tiene mitificada. Piensa en una derecha de hace 25 años, todavía anclada en principios cristianos, no masónicos, como el
PP actual.. Rencoroso y borde,
como ha demostrado en la rueda de prensa del jueves. Y con el absurdo metafísico de Rajoy preséntate pero yo, que tengo la llave te cierro la puerta, ¿entonces?
Y luego está un tal
Mariano Rajoy, que ya no se sabe ni en qué cree ni en qué no cree y que cada día aparece más empanado. Como en la mañana del jueves, en el acto de despedida de los atletas españoles que marchan a Río de Janeiro, discurso que termina con otra 'marianada': "Os apoya toda España, que está llena de españoles". Un estafermo en funciones.
Y de ahí ha surgido la idea, de Mario Monti, un
independiente. Los viejos socialistas hablan de Javier Solana, un jovencito para España.
Y también ha surgido la otra idea que el calenturiento Rivera repite a quien quiere oírle: PP sí, Rajoy no.
Y ojo, porque la banda de los cuatro se está jugando su
futuro político, sobre todo, Rajoy, Sánchez y Rivera, pero el Monarca,
Felipe VI, también. A él corresponde el papel arbitral. Y no porque se haya mojado demasiado sino porque no se ha mojado nada. Desde luego, si surge el candidato independiente debe pasar por el Rey.
¿Y la solución es? Pues que
Rajoy ha aceptado el encargo de formar Gobierno: partidos nacionalistas moderados. (¿Existen? Cada vez menos tras la chifladura de Artur Mas en Convergencia).
Segunda opción, según Rajoy: gobierno en minoría, si el resto de los grupos garantizan una lealtad mínima, por ejemplo, en la estabilidad presupuestaria.
¿El Gobierno de coalición con el PSOE y con Ciudadanos? Ni lo cita.
Pero no se preocupen por España.
Ni la soberbia de la banda de los cuatro ni la cobardía de un monarca progre puede destruir España. Es un país recio.
Y a todo esto, ¿los principios? Bien, gracias
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com