Le llamamos ‘Lolito’ Macron porque, de pequeñitos, todos nos hemos enamorado de la maestra. Pero no nos casamos con ella. Emmanuel Macron sí lo hizo y con una más destacada, con hijos, mucho mayor que él. ¿Y esa parte de su vida privada le define acaso como político? Por supuesto que sí. Una cosa es la respetabilidad exigida y otra, que la vida privada resulte inane en la esfera pública. En especial, en sus decisiones morales como presidente.

Luego medró como banquero de inversión, es decir, la banca más especulativa, lo que no le impidió entrar en el Gobierno del muy socialista, casi rojo, François Hollande. Es la personificación del primer principio marxista (Groucho, no Carlos): “Estos son mis principios, pero si no le gustan... tengo otros”.

El presidente francés es un personaje sincrético, contradictorio y muy susceptible. Su obra en España: Albert Rivera

Al final creó un movimiento, que no partido, llamado “La República en marcha”, en imitación del Forza Italia, de don Silvio Berlusconi. Ganó las elecciones por gracias al sistema de doble vuelta.

Y, entonces, nuestro socialista se nos transforma en furibundo capitalista, que no liberal. Sube el impuesto sobre el diésel y surge una protesta de derechas, anti-verde… que acaba por convertirse en antisistema, un 15-M con el color de la mala suerte. Y como Macron es de izquierdas, aunque se haya convertido en el líder de la derecha, entiende que cualquier protesta callejera es defendible mientras no protesten contra él… y comienza a repartir mandobles. Ante los desórdenes públicos, la izquierda en el poder siempre es más dura que la derecha.

Francia, un caos ideológico: los chalecos amarillos empezaron siendo una protesta de derechas y anti-verde y se han convertido en un 15-M

Los chalecos amarillos empezaron con una reclamación de derechas –que no se subiera el impuesto sobre el diésel– y acabaron en antisistema, pidiendo un cambio de modelo político, que ni ellos saben en qué consiste… pero témanse lo peor de lo peor.

Tenemos un personaje agnóstico, caprichosos, banquero de inversión y socialista sin solución de continuidad. Pero resulta que es el lío de la derecha europea. ¡Cómo está la derechona!