• A pesar de que, en las encuestas, el voto femenino vencía al machismo de Trump y colocaba a la demócrata en la Casa Blanca.
  • Las mujeres suponen el 51% del electorado (unos 115,77 millones) pero no han querido que, por primera vez, hubiera una presidenta.
  • Baja popularidad, dudas sobre su sinceridad, supuestos problemas de salud y el escándalo de los correos electrónicos han perjudicado a Hillary Clinton.
  • Abanderar la identidad de género y el derecho al aborto, así como estar casada con un Bill Clinton tan promiscuo como Trump, tampoco le han ayudado entre las conservadoras.
El resultado de las elecciones de EEUU, con la victoria de Donald Trump contra todo pronóstico, ha puesto de manifiesto el divorcio entre el poder y el pueblo y el derribo de algunos tópicos. Entre ellos, el de que las mujeres iban a votar en masa a Hillary (en la imagen) sólo por el mero hecho de ser mujer. Parece que no ha sido así. A pesar de que hace unos días, el voto femenino ganaba en las encuestas al machismo de Trump y acercaba a la demócrata a la Casa Blanca, como recogía RTVE. De hecho, Hillary era apoyada por el 52% de las mujeres frente a un 39% que se inclinaba por Trump. Y es que la campaña electoral del republicano ha estado marcada por las acusaciones de decenas de mujeres que aseguraban haber sido víctimas de acoso sexual por parte de Trump y por la publicación de un polémico vídeo. Las mujeres suponen el 51% del electorado que estaba llamado a votar y que en total ascendía a unos 227 millones de personas. Es decir, al final, en la cita con las urnas del pasado martes -la encuesta más fiable de todas- unos 115,77 millones de mujeres no han permitido que por primera vez en 227 años una mujer llegara a la Casa Blanca y se convirtiera en la primera presidente estadounidense. Puede haber varias razones. En primer lugar, la baja popularidad de Hillary y el hecho de que también generaba desconfianza. A muchas mujeres tampoco les gusta su arrogancia y el hecho de que la candidata demócrata lleve toda la vida en política: ha sido primera dama, senadora y secretaria de Estado. Además, están los supuestos problemas de salud de Hillary y el escándalo de los correos electrónicos que podrían haberla perjudicado. La candidata demócrata también ha presumido de abanderar la identidad de género y ha defendido una y otra vez el derecho al aborto, siendo aún más abortera y anticatólica que Barack Obama. Todo esto unido al hecho de estar casada con Bill Clinton tampoco le ha ayudado entre las conservadoras (recuerden que en los líos de faldas de su marido, Hillary ha amenazado a las acusadoras). Por lo que a pesar de que en las últimas semanas, la candidata demócrata ha ensalzado su condición de madre y abuela, no le ha bastado para atraer al voto femenino. Por su parte, Trump se ha declarado provida. Y además, su mujer, la exmodelo Melania Trump, aunque metió la pata en la convención republicana plagiando parte de un discurso de Michelle Obama, es mucho más guapa y joven que Hillary y señaló que lucharía por los niños y las mujeres si llegaba a ser primera dama, en consonancia con los valores familiares que defiende el electorado conservador. Cristina Martín cristina@hispanidad.com