- Los inspectores del Banco de España atacan a unos compañeros por defender a otros: ¿celos profesionales?
- Lo que está claro es que el cuerpo se ha roto en dos por el caso Bankia.
- Esta vez el subgobernador, Fernando Restoy, tiene la sartén por el mango.
- Los informes de la inspección sobre Bankia aseguraban que las cuentas de la OPV decían la verdad sobre los estados contables.
- Luego dos inspectores, actuando como peritos, lo niegan. ¿Cuál de los dos grupos de inspectores dice la verdad?
- Y, ahora, el propio director general de Inspección, lo ha ratificado, a través de un juzgado madrileño, tal y como adelantara Hispanidad.
La oferta pública de adquisición de venta de acciones (
OPV) de
Bankia, ahora en los tribunales -y con muchas más sentencias condenatorias que absolutorias- se ha convertido en la
historia de una gran mentira. De paso, ha tenido un efecto colateral: la guerra entre los propios inspectores del Banco de España.
Empecemos por el final. Decir esto no queda bien. Lo políticamente correcto es asegurar que el equipo de
Rodrigo Rato engañó a los inversores sobre los verdaderos estados contables de la entidad. Sólo que no es cierto. Rato ha podido cometer otras historias y para el abajo firmante constituye hoy una decepción, pero no la OPV.
Cuando se ponen acciones a la venta son otros los que tienen que decidir cuanto valen: los bancos aseguradores, la auditora, el Banco de España, la CNMV y hasta el ICAC (quien, es cierto, castigó a Deloitte), cada uno desde su propio punto de vista y desde su función.
Ahora bien, en el momento de autos, marzo de 2011, resulta que todos los organismos dieron el visto bueno a la operación.
Sin embargo, cuando dos años después Bankia es nacionalizada, entonces comienzan las reclamaciones por engaño.
Y ahora los inspectores se rebelan contra el subgobernador
Fernando Restoy porque,
como adelantara Hispanidad, el director general de Inspección (perteneciente al cuerpo, por cierto, Mariano Herrera)
envió a un Juzgado de Navalcarnero el dictamen del instituto supervisor: las cuentas presentadas por Bankia al mercado obedecían a la realidad. No hubo engaño.
Pues bien, en una actitud corporatista y que parece tener algo de envidias y celos profesionales, los
inspectores del Banco de España piden nada menos que el cese del subgobernador Fernando Restoy por entrometerse en la independencia de los inspectores.
Lo cual no deja de tener su gracia, dado que fueron otros inspectores quienes en 2010 y en 2011 corroboraron las cuentas de Bankia y esos inspectores que actuaban institucionalmente en representación del BdE y no como sus compañeros, los del
juez Andreu, los discrepantes, quienes actuaban como peritos judiciales. En definitiva, que al pedir la dimisión de Restoy los inspectores están acusando al mismo tiempo a sus propios compañeros.
Por tanto, tenemos un análisis de los inspectores de BdE en Bankia ¡a finales de 2010 y principios de 2011! Sin embargo, para el cuerpo de inspectores, o al menos para los que faltan al diario Expansión a noticia de la petición de cese de Restoy, esos compañeros no tienen razón alguna. El director general de Inspección, que pertenece al Cuerpo, tampoco. Los únicos que, al parecer, andan en verdad son los dos inspectores que, actuando como peritos judiciales y no como representantes del supervisor, le dijeron al
juez Andreu que había desajustes contables.
A partir de ahí los jueces empezaron a dar la razón a los reclamantes y todo se lío. Pero conste que no sólo el BdE sino también los dos inspectores, no vieron nada raro en la Bankia de Rato antes de su salida a bolsa.
Dicho de otra forma, la Bankia de
Blesa y de Rato cometió muchos errores y probablemente algún horror y ambos están en el banquillo. Pero eso no significa que la OPV estuviera falsificada ni que se pueda poner en solfa un trabajo que pagaremos entre todos los españoles porque un grupo de inspectores del Banco de España se sienta preterido o no haya alcanzado el escalafón profesional que pretendía.
Eso no vale.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com