Torre de control del aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez
El Gobierno está muy nervioso porque ha destrozado el turismo y ahora no sabe cómo recuperarlo. Las palabras de la ministra francesa de Transición Ecológica, desaconsejando viajar a nuestro país este verano, han encendido todas las alarmas en el sector y han obligado a Pedro Sánchez a anunciar este lunes el levantamiento de la cuarentena obligatoria a los extranjeros a partir del 1 de julio.
Ahora bien, tanto el anuncio como la medida llegan tarde. Competidores directos como Italia y Grecia, nos llevan semanas de ventaja, en un momento en el que el tiempo es oro. Italia recibirá a los primeros visitantes extranjeros a partir del 3 de junio y Grecia reactivará el turismo el 15 de junio y admitirá a los primeros extranjeros a partir del 1 de julio. En ningún caso existe la obligación de guardar cuarentena.
Una medida (la cuarentena a los turistas extranjeros) en la que el Gobierno Sánchez siempre ha ido por detrás del resto de Europa. Cuando se decretó en España -12 de mayo- se comenzó a levantar en los demás países de nuestro entorno. Ahora, el anuncio del levantamiento llega también tarde. Tampoco en Francia y Reino Unido hay cuarentena para los visitantes. En el país vecino, existe una cuarentena voluntaria para todos los extranjeros que lleguen desde España, y en Reino Unido para los que procedan de Francia. Pero hablar de cuarentena voluntaria es absurdo, ya que cualquiera puede llevarla a cabo en cualquier momento, incluso sin coronavirus.
En cualquier caso, el propio anuncio ha dejado al descubierto la inconsistencia de la estrategia del Gobierno para la desescalada: lo que era cuestión de vida o muerte hace apenas una semana -prorrogar el estado de alarma durante un mes- ahora resulta que lo primordial es todo lo contrario y Sánchez se muestra partidario de levantarlo en cuestión de días en algunas regiones de España. La credibilidad del presidente en Europa está bajo mínimos, y eso sin mencionar el pacto con Bildu.
En definitiva, Sánchez ha reunido este lunes a siete de sus ministros para intentar arreglar su desaguisado: Hablamos de las vicepresidentas Nadia Calviño y Teresa Ribera, de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska (nuestro peor ciudadano), del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, del ministro de Sanidad, Salvador Illa y de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. Todos por videoconferencia, naturalmente.
Y la única medida concreta después de la reunión ha sido levantar la cuarentena a los turistas extranjeros a partir del 1 de julio. Así no vamos a ninguna parte.