- Único objetivo del Santander en España: Cataluña.
- Pero eso no es una prioridad para el Gobierno en funciones ni para el Banco de España.
- En paralelo, el equipo directivo del primer banco del país estudia el intercambio de oficinas, por ejemplo con Caixabank.
- No es fácil, pero es posible. Lo cierto es que todos están hablando con todos… a la espera del nuevo Gobierno.
- Por lo demás, Ana Botín no está pensando en fusiones nacionales sino trasnacionales. Y HSBC continúa siendo su opción primera.
Tres años atrás,
Emilio Botín encargaba a Enrique García Candelas, entonces todopoderoso jefe de banca doméstica del
Santander, que hablara con el presidente del Sabadell
, José Oliú, para que el Santander absorbiera el
Sabadell. No hubo nada y eso que Oliú lo ha pasado mal y está deseando alcanzar una masa crítica que todavía no posee.
Y es que el Santander necesitaba, y necesita, entrar en
Cataluña, donde no alcanza el 10% de cuota mercado, al menos en banca doméstica.
Ana Botín ha heredado el deseo de su padre, aunque está más pendiente de las
fusiones internacionales, que es lo que realmente le sacia, sobre todo del
HSBC,
como ya adelantara Hispanidad.
Pero, en paralelo, el equipo del Santander analiza la posibilidad de crecer en Cataluña, o en cualquier otro lugar del país donde anden flojos, por la vía del
intercambio de oficinas. Por ejemplo, en Cataluña, con
Caixabank. Que una sucursal cambie de marca no es fácil pero tampoco es imposible.
Por otra parte, el ambiente general en el sector es que
todos hablan con todos… y todos esperan al nuevo Gobierno. Pero es claro que el ambiente en la clase política y en el banco de España es que hay que ir a fusiones para poder echar trabajadores a la calle (sí, es así) y, sobre todo, hay que
cargarse a los pequeños y medianos, sobre todo, a las antiguas cajas de ahorros: sean solventes o no. Y si lo son, ya se encargarán de que no lo sean. Unicaja está en venta, Ibercaja parcialmente en venta y BMN lleva en venta desde hace años aunque, en principio adjudicada a Bankia, aunque ni se sepa el cuándo. Pero tampoco Kutxabank o Liberbank, que cotiza en bolsa, tienen el futuro despejado. No es que sean malos o buenos, ni que no se puedan sustituir: sencillamente es que son pequeños y lo pequeño no gusta al sistema financiero actual. ¿Comprenden?
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com