- Potencia la producción en Ohio y Michigan para resucitar su todoterreno Jeep: creará 2.000 empleos.
- La industria del motor contesta con inversiones a la amenaza de un arancel del 35% a la importación.
- Ford canceló la inversión prevista en México, que desvió hacia un nuevo destino en Michigan.
- Toyota y Volkswagen, de momento, prefieren nadar entre dos aguas: apostar por EEUU sin dejar México.
La sombra de
Trump, presidente electo de EEUU, empieza a ser alargada. Les contábamos la semana pasada cómo
ha metido en vereda al sector del automóvil -como quiere hacer también con las
tecnológicas- en contra de la
deslocalización de empresas. El frente se amplía ahora al grupo
Fiat Chrysler, que ya ha anunciado un inversión de 950 millones de euros y la creación de 2.000 empleos en los Estados americanos de
Ohio y
Michigan.
Digamos, por tanto, que la amenaza de Donald Trump, empieza a dar sus
frutos para potenciar las plantas americanas dejando
en cuarentena la producción en países de más bajos sueldos. La
cosa se inició con un mensaje en Twitter contra
General Motors. El magnate apuntó, en concreto, al primer fabricante americano con "grandes aranceles" si continuaba produciendo coches en México.
De inmediato,
Ford, el segundo fabricante americano, anunció la cancelación de una inversión de 1.600 millones en
México y el destino de 700 millones para ampliar su producción de vehículos eléctricos en Michigan.
Y la
nota de color llega ahora a Fiat Chrysler. Se trata de una empresa
italo-estadounidense que también quiere huir de un nuevo
arancel del 35% a las importaciones. Hay que precisar, no obstante, que también habrá pesado lo suyo que Chrysler fue una de las empresas rescatadas en 2009, cuando se declaró en suspensión de pagos (también General Motors), y posteriormente fue adquirida por Fiat.
Fiat Chrysler ha justificado su decisión en un nuevo plan para adaptar sus modelos todoterreno
Jeep Wagoneer y del
Grand Wagonner, desclasificados en 1991, y consolidar sus plantas americanas como centros globales de producción. De hecho, mantiene una línea de la producción de la camioneta
Ram en México, pero la completará con su complejo industrial de Michigan.
Lo misma amenaza que al resto ha llegado también a la empresa japonesa
Toyota, primer fabricante mundial, aunque de momento
se resiste. La multinacional mantiene sus planes de construir una planta en México, no en
Baja California, como le pidió Trump, y eso no es óbice para las buenas relaciones que espera con la nueva administración.
Ahora bien, el mercado americano es básico en los planes de Toyota en su estrategia para superar a Volkswagen y General Motors. Por eso tiene 10 plantas en EEUU y da trabajo a 136.000 personas.
Y ese
nadar entre dos aguas llega también a grupo germano
Volkswagen que si bien confirmó este domingo que mantendrá sus plantas en México, pero promete, a cambio, producir los
coches eléctricos en EEUU.
Rafael Esparza