- Los titulares suman 400.000 personas, entre empleados, ex empleados, y herencias.
- Imposible de amortizar el capital.
- Y la remuneración es generosa (entre el 4 y el 5%).
- Asimismo, es difícil reducir la remuneración. Hablamos de la gran motivación de los empleados.
- Al final, el modelo son los antiguos complementos de pensiones de las plantillas bancarias.
Con Ramón Areces,
El Corte Inglés era una empresa sin deuda. Los primeros años de Isidoro Álvarez, lo mismo. Luego empezó el apalancamiento y ahora
la deuda supone el trauma de la compañía.
Pero ya con Areces y Álvarez existía endeudamiento, directamente ligado a la plantilla y al negocio. Eran los
pagarés de
El Corte Inglés, con una espléndida remuneración de entre el 4 y el 5%.
Estamos hablando de 400.000 titulares entre empleados, exempleados, directivos y herencias. Amortizar el capital de golpe sería imposible, y más con la actual estructura financiera de
El Corte Inglés, y reducir la rentabilidad, muy difícil. Tengan en cuenta que esos
pagarés están imbricados en la vida misma de la empresa: se trata, por de pronto, de su plantilla. Y es renta fija, no fondos con rentabilidad variable según la inversión.
Además, no es un producto bancario. El depositario es
El Corte Inglés y por supuesto, el Estado no se hace cargo de nada.
Como aseguraba un ejecutivo de los grandes almacenes, esto se parece mucho a los famosos complementos de pensiones de la banca. Para solucionar aquel problema atávico, el sector financiero se vio obligado, en primer lugar, a cortar de raíz, en el convenio laboral, el complemento de pensiones; segundo, a amortizar de forma paulatina (el Banco de España les obligó a ello) con provisiones que se llevaron el beneficio de varios años. Costó pero, al final, se consiguieron las provisiones necesarias para financiar los complementos. Además, se negoció con los sindicatos y con el regulador la alternativa entre fondo interno y externo, con cotización más onerosa en el primer caso que en el segundo.
De esa fuente bebe Dimas Gimeno (en la imagen) para intentar aplacar el efecto de una bola de nieve que ha crecido demasiado y a la que habrá que ponerle coto. Mejor cuanto antes.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com