- Al final, en el PP nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato (a echarle).
- Y en el PSOE nadie se atreve a plantear la amenaza latente: que no le voten ni los diputados socialistas.
- Albert Rivera está nervioso: el tiempo juega contra él.
- El más tranquilo de todos: Podemos, especialista en disfrazar rupturas internas.
Esto
es un caos. La formación del Gobierno en España. Culpables: las ambiciones personales de al menos tres personajes:
Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Mariano Rajoy.
Empecemos por este último. Rajoy no quiere hacerse a un lado, no quiere ceder la primacía a otro miembro de su partido, ni a Soraya, ni a Alonso, ni a Cifuentes, ni tampoco a
Margallo o a Luis de Guindos.
Y su cabezonería da pábulo a que
Pedro Sánchez (
en la imagen junto a Rajoy) obedezca a Iglesias, empeñado en convertir a España en Venezuela. Así, Sánchez no dejaría gobernar a la lista más votada e intentaría -tampoco es fácil- recrear
el Frente Popular.
Mientras tanto, el comunista
Pablo Iglesias, más tranquilo que nadie, pues piensa que una segunda convocatoria electoral le beneficiará (¿Seguro?), continúa tentando al ambicioso Sánchez para entrar en el poder. En cualquier caso,
Podemos es especialista en digerir rupturas internas. A estos marxistas con tal de estar en el poder siempre se ponen de acuerdo para que la sangre no llegue al río.
Y el más nervioso es
Albert Rivera. Tras su entrevista con el Rey en la mañana del lunes, se mostró rozando la grosería con todos y también con los periodistas. Rivera sabe que el efecto
Ciudadanos se diluye.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com