• Incorpora al ejecutivo Luis Deza Gordo como director corporativo de Estrategia tras la salida de Andrés Girado.
  • Eso sí, ha tardado dos meses en encontrar el recambio: Girado abandonó en agosto.
  • Las dudas sobre la gestión se trasladan a la bolsa, que arrastra una penalización superior al 35%. Hoy vuelve a caer.
  • Del Valle es yerno del principal accionista, Gonzalo Álvarez Arrojo, fuera de juego por su enfermedad.
La empresa de ingeniería Duro Felguera ha tardado dos meses en encontrar al sustituto de su financiero Andrés Giraldo, que tiró los trastos en agosto de este año. Ese abandono no hizo sino activar la incertidumbre sobre evolución del grupo. Pero hay relevo, como digo. Duro Felguera ha informado este martes del nombramiento de Luis Deza Gordo como director corporativo de Estrategia y Desarrollo de Negocio para reforzar su equipo directivo. Giraldo llegó a Duro Felguera procedente del Santander, como consta en su perfil de Linkedin. Fue director financiero de la empresa asturiana y, entre enero de 2014 y agosto de este año, director general de Asuntos Corporativos. Su marcha, como ya explicamos, encendió las alarmas. Luis Deza ha formado parte del equipo de Endesa y, tras la adquisición por la italiana Enel, se trasladó a Roma como director de Análisis de Mercado y Estrategia, donde ha permanecido los últimos seis años. Antes, trabajó en varias consultoras como Arthur Andersen o AT Kerney. La esperanza es que Deza contribuya a corregir el déficit de gestión en la compañía que preside Ángel Antonio del Valle Suárez (en la imagen), relacionadas también con las dificultades para una sucesión normalizada. Del Valle Suárez preside Duro Felguera desde 2011, pero su accionista hegemónico desde 2005, su suegro y empresario gijonés Gonzalo Álvarez Arrojo, no le entregó el testigo de buena gana, como se suele decir y después enfermó. Esas dudas se han trasladado también a la bolsa y ayudan a comprender la penalización que sufre el valor: más de 35% desde enero, pero mucho más si se amplía la vista atrás. Este martes cede casi un 4%. La compañía escapa puntualmente de esa directriz marcadamente bajista a base de adjudicaciones, como las dos recientes en Chile (de 156 y 28,8 millones de euros), que le dan oxígeno. Está especializada en proyectos llave en mano y en el primer semestre, su cartera se situó en máximos históricos (1.400 millones de euros frente a 1.162 millones en el mismo periodo de 2014, según los analistas del Sabadell). Ahora bien, esos contratos no dan mucho dinero. Por eso, su resultado semestral cayó un 75,8%, hasta 4,77 millones, a pesar de un aumento del 5,5% (392 millones) de su cifra de negocio. En el lado negativo de las cuentas son la debilidad de los márgenes a los que se une el deterioro de liquidez. Han alimentado también las dudas sobre la compañía el difícil cobro por los proyectos en Venezuela y la entidad real de los dos últimos contratos en Brasil, anunciados por la compañía en mayo, por valor de 800 millones, para construir dos centrales eléctricas de generación a gas. No hay constancia, sino dudas, de su estado en cuestión. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com