• Peor todavía: incluye la compra de deuda emitida por entidades locales y regionales.
  • Con todo, pretende que fluya el crédito: eleva al 0,3% lo que los bancos tendrá que pagar al BCE por depositar ahí el dinero.
  • Poca cosa si tenemos en cuenta los requerimientos de capital exigidos a las entidades.
  • En definitiva, más liquidez para salir, precisamente, de una crisis provocada por un exceso de liquidez.
La primera consideración que hay que tener en cuenta y que olvidamos con mucha frecuencia es que el dinero no es un fin sino un medio. Y un medio de pago, esto es, de intercambio. La fabricación de dinero, por tanto, no crea riqueza. Lo que crea riqueza es la fabricación de bienes y servicios. Con estas premisas, las medidas anunciadas este jueves por Mario Draghi (en la imagen), ¿son positivas o negativas? Mucho nos tememos que son lo segundo. Concretamente, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) ha ampliado el 'manguerazo' de liquidez, vigente hasta septiembre de 2016, hasta marzo de 2017. Supone que el BCE seguirá comprando bonos estatales y otros activos por un volumen mensual de 60.000 millones de euros. Y no sólo es la prolongación en el tiempo. Draghi ha ampliado el programa de compras de deuda a bonos emitidos por entidades locales y regionales. Es decir, más ayuda a los gobiernos para que puedan seguir endeudándose con facilidad. Es a lo que se ha destinado, hasta ahora - y seguirá siendo así- el dinero que emite el BCE. Precisamente, para intentar lavar su imagen, Draghi ha anunciado que, de forma paralela, subirá el interés que pagan los bancos por depositar su dinero en el BCE. Subirá del 0,2% al 0,3%. Para que se hagan una idea, sólo esta semana, los bancos han depositado más de 550.000 millones de euros en el BCE -la cifra más elevada desde 2013- a pesar de tener que pagar un 0,2% de interés. La cuestión es que los bancos prefieren depositar el dinero en el BCE -aunque sea pagando- antes que asumir el riesgo que supone conceder créditos a la economía real. Además, piensen en los requerimientos de capital que se exigen a la banca por cada crédito concedido. Con todo eso sobre la mesa, el aumento del interés del 0,2 al 0,3% se antoja insuficiente para incentivar el crédito a empresas y particulares. En resumen: Draghi promete más liquidez para salir, precisamente, de una crisis provocada por la sobre abundancia de liquidez. El error de Draghi no consiste en quedarse corto, como apuntan algunos analistas que esperaban un alza del 'manguerazo' hasta los 70.000 millones mensuales, sino el hecho de no cerrar, de una vez por todas, la manguera. Mientras no lo haga, seguiremos caminando por el camino equivocado. Y es que fabricar dinero no crea riqueza. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com