Palacio del Parlamento rumano
Rumanía asumió por primera vez el pasado 1 de enero la presidencia rotatoria de la UE en un momento de tensión con las instituciones comunitarias. El Ejecutivo de la socialdemócrata Viorica Dancila toma el relevo a Austria con dudas sobre su capacidad para liderar y moderar los grandes debates: desde el Brexit hasta la inmigración. El Gobierno, además, está bajo la lupa de Bruselas por reformas que, a su juicio, socavan la independencia judicial y la lucha contra la corrupción y por los desequilibrios de sus cuentas públicas, informó El País.
Algunos funcionarios comunitarios sospechan que Bucarest no dispone de la capacidad necesaria para gestionar un mandato que implica centenares de reuniones técnicas, decenas de consejos de ministros y al menos tres cumbres europeas.
Se ha llegado a barajar que otros países apoyasen o asesorasen al Gobierno rumano. O incluso, que la siguiente presidencia, Finlandia, asumiese parte de la gestión. Pero Rumania se ha resistido a cualquier tipo de asistencia. Y Bruselas ha optado por cruzar los dedos y confiar en que el importante aparato comunitario que colabora con las presidencias baste para garantizar un semestre operativo.
Bruselas ha optado por cruzar los dedos y confiar en que el importante aparato comunitario que colabora con las presidencias baste para garantizar un semestre operativo
Desde su ingreso en la UE en enero de 2007, Rumanía, al igual que Bulgaria, está sometida a la vigilancia de Bruselas a través del Mecanismo de Cooperación y Verificación. Sofía está cerca de salir de ese procedimiento, pero no Bucarest. En el último año y medio la capital rumana ha sido escenario de grandes manifestaciones contra la corrupción y sus líderes políticos han flirteado con la retórica antieuropeísta.
La comisaria de Justicia, la liberal Vera Jourová, se mostró “preocupada” en octubre por la situación del país al considerar que la presidencia de la UE demanda “mucha disciplina”.
Los asuntos más urgentes que Rumania tiene sobre la mesa son el Brexit, el presupuesto y la inmigración
El presidente del país, Klaus Iohannis, advirtió que Rumania no estaba preparada para asumir la presidencia de la UE. Entre otras cosas, según afirmó, porque “no está claro quiénes son los responsables del Gobierno”, dijo en una clara referencia a que el secretario general de los socialdemócratas, Liviu Dragnea, estaba manejando los hilos del Ejecutivo desde la sombra después de verse obligado a renunciar a liderar el Gobierno por una condena por corrupción.
Como punto fuerte, el país cuenta con una ciudadanía que valora las instituciones europeas. Los asuntos más urgentes que Rumania tiene sobre la mesa son el Brexit, el presupuesto y la inmigración. Pero también asuntos que no se han cerrado bajo la presidencia austriaca, como la tasa digital.
En las prioridades que ha marcado en la agenda semestral está la convergencia económica en la UE, la seguridad, el papel internacional de Europa y “los valores comunes”, entre los que constan la “lucha contra el racismo, la intolerancia, la xenofobia, el populismo y el antisemitismo”.