Nadia Calviño aseguró el martes que la economía española crece más de lo previsto y 24 horas después, el Banco de España dice lo contrario: creceremos menos
Contentos están los inspectores del Banco de España -y sus protestas siempre ascienden hasta la autoridad- con el renacido plan de regulación financiera de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. La pobre, como se las dan todas en el mismo carrillo, sobre todo desde el sector podemita, intenta poner su impronta en la inspección financiera, que siempre levanta muchas ampollas, casi nunca se lleva a efecto, pero, eso sí, su tramitación despierta los dragones dormidos de banca, bolsa y aseguradoras. O sea, los antiguos ‘yuppies’.
Nadia Calviño, cada vez más sola en el Ejecutivo, pretende, según fuentes de la Vicepresidencia económica, retomar una vieja idea -también acaricida por Mariano Rajoy, qué cosas- que modifica toda la supervisión bancaria. En pocas palabras: el Banco de España se encargaría de la solvencia de las entidades bancarias. Queda muy bien pero eso se concreta en la revisión de los recursos propios -que es como hoy se mide la solvencia- y no en el análisis de la morosidad bancaria... que es lo que antes hacían los bancos centrales y lo que deberían seguir haciendo.
En resumen, antes la inspección bancaria era subjetiva, o sea, positiva, si se hacía bien. Ahora es objetiva, o sea, que no sirve para nada y encima se manipula mejor, no peor.
Luego quedaría la CNMV, un desastre desde que nació como interventora de los mercados bursátiles. Y que se ocuparía de las normas de buen gobierno corporativo, es decir, del gran fraude de los últimos 50 años, de la burocracia financiera que no ha supuesto juego limpio -es más, cada día es más sucio el juego de los mercados-, pero que, a cambio, ha forzado a las compañías cotizadas a duplicar sus efectivos burocráticos para satisfacer las siempre insatisfechas reclamaciones de información inútil por parte de la CNMV.
Por último, para atender las reclamaciones del consumidor -o así, que dijo un vasco- Calviño pretende crear la Oficina de Defensa del Inversor, que es algo así como una Facua pero con pedigrí público. En el caso de Facua la titularidad es privada pero también puede considerarse pública, ahora que Podemos está en el Gobierno.
En cualquier caso, si Calviño consigue salirse con la suya, el Banco de España, que ya perdiera la política monetaria, perdería ahora, también, la capacidad supervisora. La mantiene como agente de campo del BCE pero no olviden que los agentes de campo tienen su importancia.