- La filial CIMIC (antigua Leighton) ha anunciado que comprará un 10% de sus acciones durante 2016.
- ¿Estará comprando a los fondos porque se lo han pedido?
- En cualquier caso, Florentino se niega a reconocer que la autocartera siempre perjudica al pequeño accionista y a la empresa.
CIMIC, la antigua Leighton, filial australiana de
Hochtief y, a su vez, de
ACS, ha anunciado que recomprará hasta un 10% de sus acciones durante 2016. Dicho de otra forma:
Florentino Pérez (
en la imagen) (¡Oh capitán, mi capitán!) va a exportar su peligroso método de autocartera a Australia.
A la hora de analizar el anuncio de la compañía que dirige Marcelino Fernández Verdes, conviene tener en cuenta lo siguiente:
- El 69,63% de
CIMIC está controlado directamente por
Hochtief -también dirigida por Fernández Verdes- que, a su vez, está controlada por
ACS, que posee el 66,5% del capital.
- A principios de 2014,
Hochtief lanzó una Opa sobre
CIMIC con la intención de elevar su participación del 58,7% al 74,23%, pero al final se tuvo que conformar con 69,62%. La Opa tuvo un grado de aceptación del 70%.
- El segundo accionista de
CIMIC es JP Morgan Nominees Australia Limited, con el 8,66% del capital. Le siguen HSBC Custody Nominees (Australia) Limited (5,51%), National Nominees Limited (2,87%) y Citicorp Nominees Pty Limited (1,84%).
- Es decir, entre estos cuatro fondos controlan el 18,88% de la filial australiana.
- Además, hay otros 15 fondos -algunos, subsidiarios de los citados anteriormente- con participaciones inferiores al 1%. Entre todos poseen el 1,56% de
CIMIC.
- Sólo el 10% del capital de la compañía es free float o capital flotante.
A la luz de estos datos cabe preguntarse si ¡Oh capitán, mi capitán! va a lanzarse a recomprar el 10% de la compañía -bueno, él no, la propia
CIMIC- porque así se lo han pedido los fondos, que quieren salir pero no quieren hacerlo con una acción a la baja. Es decir, si la compañía va a comprarle ese 10% a los fondos 'salientes'.
Sea como fuere, una cosa está clara: la autocartera siempre perjudica al pequeño accionista y la propia empresa. Al primero, porque las compañías utilizan esa autocartera para aumentar su poder en detrimento del minoritario ya que la autocartera la controla el consejo de administración. Y perjudica a la empresa porque está comprando acciones con dinero propio y, a la postre, ese dinero no se utiliza para invertir en el futuro de la compañía.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com