- Fuentes bancarias confirman que se piensa en una prórroga, aunque sí se logrará el 75% de adhesiones al plan de rescate.
- En el entretanto, vivimos entre rumores… cuando, de entrada, eso no gusta nada a los jueces.
- Los bancos insisten en que lo más importante es acelerar la venta de activos (para Urquijo es peor).
- Al final, se evitará el concurso, pero se acelerará, no sólo la venta de activos, sino la rebaja de costes (despidos).
- Abengoa concede una semana más a los antiguos acreedores para que decidan si aportan la mitad del dinero nuevo.
Los plazos para que
Abengoa evite el
concurso de acreedores están claros, tan claros como claras son también las dificultades para que se cumplan. Todo depende del apoyo de al menos el 75% de los acreedores al
plan de reestructuración y eso es, a la altura de este miércoles, lo que no se ha logrado.
La tecnológica tiene hasta el próximo martes, 25, para conseguir el respaldo de ese 75%, pero a día de hoy está lejos de lograrlo. Así lo han confirmado a
Hispanidad fuentes bancarias, que añaden otro ingrediente: se piensa ya en una
prórroga del plazo que deberían solicitar al juez. Con esa prórroga sí lograrían sin problemas el 75%, añaden las fuentes.
Otra cosa es la aportación de los 1.169,5 millones de euros previstos en el plan de rescate, 515 millones de ellos en
dinero nuevo. La aportación está garantizada por los
hedges funds, aunque se había ofrecido la posibilidad a los
antiguos acreedores de aportar el 50% de ese dinero nuevo. El plazo para ello venció el viernes pasado, 14, pero Abengoa les ha dado una prórroga de una semana para que contesten. En otras palabras, disponen hasta el próximo viernes, 21, para decidirse.
En el entretanto,
vivimos entre rumores de todos los órdenes, algunos dentro de la propia empresa y otros fuera. De todos los órdenes, desde que los
apoyos superan el 84,5% a que cambian las
condiciones financieras o que el
Gobierno (en funciones) se implica de lleno en el
rescate.
Y en el otro lado está la tecnológica, a la que le cuesta tanto desmentir como confirmar. La consigna parece instalada en no decir nada del proceso, bastante complejo en sí (muchos de los acreedores son extranjeros).
Todo está previsto en el
compromiso suscrito en agosto, el mismo a presentar para la
homologación judicial, con un respaldo del 75%. Y dicho sea también: a los
jueces, también de lo
Mercantil -es el caso-, no les gustan nada, de entrada, los rumores.
En esta delicada situación,
los bancos insisten en que lo más importante es acelerar la venta de activos como la vía más segura de garantizar liquidez a Abengoa, al margen de la inyección de dinero nuevo prevista.
Y en este punto,
Gonzalo Urquijo,
el hombre de banca en Abengoa, opina lo contrario, precisamente por la conveniencia de vender en
momento y precios razonables. En definitiva, oxígeno para la
viabilidad de la tecnológica, que tendrá que soportar lo suyo para conseguirlo.
A la postre, de momento,
Abengoa, con todo lo dicho, puede evitar la entrada en concurso de acreedores, pero el proceso de
adelgazamiento afectaría, no sólo a un ritmo acelerado en la venta de activos, sino la necesidad de ganar liquidez por la vía de la
reducción de costes.
En otras palabras, más despidos.
Es lo que temen los sindicatos y los propios trabajadores, con todas las razones del mundo. No olviden que la resultante es una empresa muchos más pequeña y jibarizada.
Abengoa ya ha reducido su
plantilla en un año de casi 24.000 a 17.000 sus empleados, pero está en fase de negociación para aplicar expedientes temporales a muchos más.
Rafael Esparza