- El famoso crédito del 23 de diciembre no da ni para las primeras nóminas de 2016.
- Salvo, claro está, que la banca acepte proporcionar una nueva línea de liquidez.
- Lo que ahora mismo no parece probable.
- Los acreedores consideran inviable a la compañía.
- Y encima, el Gobierno desconectó de Abengoa en cuanto cerraron las urnas.
- La banca sigue pensando en su plan: concurso de acreedores y convenio el mismo día.
- En definitiva, las dos ideas madre de la banca siguen siendo las mismas: perderán el 60% y no capitalizarán deuda.
A ver si nos entendemos: el problema de
Abengoa ahora mismo es que no tiene liquidez ni para pagar las primeras nóminas de 2016. A duras penas logró abonar las de diciembre, gracias al crédito urgente concedido por la banca el pasado día 23. Pero esa liquidez da para poco más y a finales de enero no quedará ni rastro de ella.
Aun así, la compañía ha remitido este miércoles un
hecho relevante a la CNMV –el regulador se lo había solicitado- en el que asegura que puede llegar a un acuerdo antes del
28 de marzo, fecha en la que, si no lo remedia, entrará en
concurso de acreedores. Con ese objetivo, afirma, está elaborando "el plan de negocio sobre el que pivotará la reestructuración de la deuda del Grupo". La primera versión del plan, según
Abengoa, estará disponible antes de finales del mes de enero.
Eso está muy bien, pero volvemos a lo de antes: el problema más acuciante del grupo andaluz no es tener un plan de viabilidad, sino liquidez suficiente para realizar los pagos más elementales de enero. Salvo, claro está, que la banca proporcione una nueva línea de liquidez a la empresa. Pero no parece muy probable que eso vaya a suceder. ¿Por qué? Porque los bancos acreedores no creen en la viabilidad de la compañía y no están dispuestos a perder más dinero.
A esto añadan la actitud del Gobierno que
sólo dos días después de las elecciones, se descolgó diciendo que el ICO pondría sólo 9 millones de euros en lugar de los 20 prometidos inicialmente. Después de ese viraje queda claro que la capacidad del Ejecutivo para presionar a la banca para que siga aportando liquidez es nula.
Y la banca sigue con su plan: el 28 de marzo, un día después de que venza el plazo de
preconcurso, presentarán al juez, al mismo tiempo, el
concurso de acreedores y el convenio de acreedores.
¿Por qué lo harán así? Muy sencillo: cuando una empresa entra en
concurso de acreedores, la banca tiene que provisionar por el 100% de lo tenga metido ahí. Es un salto significativo respecto al 25% que tiene que provisionar en la fase de
preconcurso. Ahora bien, si al mismo tiempo presenta el convenio y el juez lo acepta, durante los días siguientes podría liberar esas provisiones.
En definitiva, la banca lo tiene claro: perderá el 60% en
Abengoa y, bajo ningún concepto, capitalizarán deuda, como sí hicieron en Pescanova. Pero es que el negocio del grupo andaluz no es comparable al de la empresa gallega. No es lo mismo vender una planta termosolar llave en mano, por ejemplo, al Gobierno peruano, que miles de pescados congelados a miles de consumidores. En el primer caso, la reputación corporativa afecta de manera decisiva a la venta y la de
Abengoa está ahora mismo por los suelos. En el caso de Perscanova, los consumidores seguían comprando sus productos a pesar de la situación interna del grupo.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com